El goce de la palabra

Oswaldo Reynoso: una nueva novela y la fascinación constante por el tratamiento del lenguaje

M. Eráusquin/C. Sotomayor

Oswaldo Reynoso es un autor que se toma su tiempo para publicar. El goce de la piel (Editorial San Marcos, 2005), que aparece exactamente diez años después de su libro anterior, confirma sus innegables dotes de eximio narrador. En esta entrevista, el escritor confiesa su obsesión por la palabra y aclara sus puntos de vista sobre las recientes polémicas literarias.

Correo: El goce de la piel, además de su brevedad, se caracteriza porque el lenguaje adquiere protagonismo...
Oswaldo Reynoso: En el Perú se suelen presentar novelas de muchas páginas. Se cree que una novela debe tener 200 o 300 páginas. En el caso de mi novela, ésta apenas tiene 50 páginas. Considero que la literatura es un arte que se hace con palabras, así como la música se hace con sonidos y la pintura con colores. Como todos usamos la palabra para comunicarnos, da la impresión de que es fácil trabajar artísticamente la palabra. Pero es un trabajo que requiere mucha dedicación. En mi caso, desde mi primer libro he tenido una especial dedicación por el trabajo de la palabra.

C: Una dedicación que se torna en obsesión muchas veces...
OR: Claro. Un artista debe ser obsesivo. Algunas personas dicen que yo me repito. La literatura para mí, además de ser un ejercicio artístico, es una manera de expresarme. Y a través de esa expresión poder encontrar el misterio, lo sagrado.

C: ¿Hay diferencias, ideológicamente, entre el Oswaldo Reynoso de los setenta con el del 2005?
OR: Sigo creyendo en lo mismo. Sigo siendo socialista. Y no como dice un gacetillero por ahí que cree que el maoísmo no es socialismo; que vaya a estudiar política. Creo en la lucha de clases y creo que aún hay izquierdas y derechas.

C: Usted dice que cree en la lucha de clases. ¿Cree también en la insurrección?
OR: No es que crea, sino que es un fenómeno histórico. Alguien dijo que la revolución no va con los ideólogos sino con las barrigas vacías.

C: ¿Cómo ve a las nuevas generaciones de escritores?
OR: Hay jóvenes que empezaron a publicar en la década del noventa. El problema no está en lo que publicaron, el problema está en las líneas de desarrollo que uno puede encontrar en esas primeras obras. Esos autores tienen dos caminos: o desarrollan a profundidad su creatividad o la abandonan.

C: ¿Cómo toma el hecho de que un grupo de escritores jóvenes, adscritos a la temática urbana, lo hayan ungido como su guía, como su referente?
OR: Yo creo que no soy el más indicado para responder esa pregunta. Pero yo puedo señalar, en forma muy general, haciendo referencias a las palabras que dijo Washington Delgado, que mis personajes son vistos desde dentro. Por eso cuando los jóvenes leen mis obras se sienten conmovidos.

C: ¿Cómo se sintió cuando el INC le rindió un homenaje junto a los demás miembros de la generación del 50?
OR: Me sentí bien, desde luego. Sucede que desde que publiqué mi primer libro me insultaron, me denigraron, y muy pocos se ocuparon de él. Y actualmente el señor Ampuero ha resucitado los insultos. Decir que él es mediocre y que no me gusta lo que escribe no es insultarlo. Porque si yo publico un libro me pongo, pues, a disposición de los lectores. Pero otra cosa es insultar al autor. El me llama "muñecón" en un artículo.

C: Ya no se discuten ideas...
OR: Ya no, ya se perdió eso porque no hay nivel. Y me parece que Miguel Gutiérrez le hace un favor a Ampuero al discutir con él, porque Ampuero no tiene nivel.

C: ¿Cuál es su opinión, en conclusión, sobre esta polémica entre los llamados "andinos" y los llamados "criollos"?
OR: Yo no creo en la discusión entre andinos y criollos, o entre limeños y provincianos. Lo que sucede en realidad es que un grupete de pitucos se ha apoderado de la representación del Perú. Y eso no es nuevo, siempre ha existido, con diferentes nombres. Pero siempre habrá rebeliones, porque el escritor es un inconforme. Cuando el escritor se domestica, su obra ya no vale.


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"La literatura para mí, además de ser un ejercicio artístico, es una manera de expresarme. Y a través de esa expresión poder encontrar el misterio, lo sagrado"
M. Eráusquin/C. Sotomayor

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30 de junio de 2005

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