Ómnibus publica una selección de los textos del último libro de Vicente Luego Cygnus.

"Arrebatadora prosa la de este gran poeta. Sorprendentes hasta los silencios y rupturas de formalismos que engranan el sentido de su lírica. Profundidad abisal al tamizar en su corazón cualquier cuadro costumbrista, torna el paisaje y lo envuelve en las sombras de su yo más oscuro. La prosa de Vicente Luengo, además de hermosa, es un anhelo, la búsqueda constante de un camino de perfección en el caos, pura entropía, pura poesía".

Andrés del Val, músico y compositor

CYGNUS

Poemas en prosa. Por Vicente Luengo Moraga (*)

Me pregunto qué es el color
Pablo Ruiz Picasso

LLUEVE EN LA VENTANA

sillas


Llueve en la ventana. Si doy unos pasos descubro que en la calle también llueve, que afuera la gente se aprieta y circula en surcos, y me parecen células en sus canales o el tráfico lento del horizonte. Me tumbo en el suelo y miro una silla. Observo en su pata una recta empeñada en serlo, hasta que se vuelca con la misma firmeza en otra recta. Si me levanto, la lanzo con violencia contra la pared, rompiendo en pedazos sus líneas originales, creando otras, otros pequeños y enrevesados empeños. Y descubro que mi creación no viene del deseo de cambiar la vida, sino del profundo anhelo de entrar volando en ella.

MUJER O VACA


Allí en esa casa vive una mujer encerrada en siete cántaros. Entra y júntala, dice el corazón. Pero la casa sube hasta el viento y mis alas son ramas quemadas. Hoy vivo con una vaca, y mis alas parecen guadañas.

RETIRO

borrachos


A pesar de mis calcetines morados, parejas jóvenes de todas las razas pasean felices por el parque o en barca al caer el sol sobre el lago artificial. Al fondo el cielo se cubre con el sonido hipnótico de los tambores y yo le susurro a un león que de no ser por mis malditos calcetines este lugar sería un sueño de perfección. El león me pide que me los quite y vaya a emborracharme con los hombres y las mujeres de los tambores. Yo le respondo que aunque lo deseo, no puedo, pues he tenido problemas con los tambores recientemente, y dejarme ir con los hombres y las mujeres del alcohol sería, paradójicamente, un desastre para mi rehabilitación y mi reinserción social.

ANSCHAUUNG


No te falta belleza, hija de pescadores. Tu ropa es elegante y hay una estela de perfume tras de ti. Sin embargo, caminas como un pato. ¿Nadie te ha amado lo bastante para enseñarte a caminar como una mujer? Me haces pensar en mi alma como una sima insondable, concentrada y envuelta en anhelos, empapelada con hojas de tantos libros que me pregunto si se moverá también como un pato entre los hombres. Me haces pensar en aquellos que amo, en cómo les escucho, en si me proyecto como un foco que no acepta luces de vuelta. Comienza a llover. Te busco entre los paraguas que se abren. Ahí estás. Pero ya no veo tus andares, ni veo a nadie más. Te veo a ti, descalza frente al espejo, en el día mágico en el que comienzas a caminar como la mujer perfecta que eres en verdad. Y aquí quedo yo, quieto como un loco entre gente que abandona la calzada y se aprieta por las aceras. Sobre esta visión y en respuesta a mi pregunta, el cisne del alma, liberado de su envoltorio por la lluvia, sacude sus alas inmaculadas y las posa sobre mis hombros.

LABERINTO IMPULSOR

laberintos


¿Qué vino terrible produce este despertar dentro de un laberinto? Después de un día o toda la eternidad buscando una salida en vano arrojo mi sangre y mis huesos contra estos muros de piedra. ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Quién me ha empujado a esta desesperación, a esta muerte temprana? Me pregunto si fue el laberinto el que vino a mí en el sueño inquieto y frío de la adolescencia. Los hermanos Salazar y yo corremos libres por los vastos campos recién segados de mi padre. Al atardecer me pierdo y soy invadido por sombras, figuras horribles, objetos en negativo generadores de gravedad propia, que arraigan a mi alrededor limitando mis movimientos a líneas de fuga hasta hacerme horadar el suelo. Despierta a la verdad. La ignorancia y el miedo, hermanos consanguíneos y enfermos, te la han jugado enterrándote en vida. La salida del laberinto es hacia el sol. Elévate o muere. Si elijo elevarme me invaden, espontáneas, la alegría y la luz. Bajo mis pies, mi elaborado complejo conecta con otros entramados que se extienden hasta llenar los horizontes. Y la verdad desnuda se abre ante mis ojos. El sentido del laberinto de la tierra es impulsarnos a volar.

ANTE EL ESPEJO ROTO

balcón abierto


¿Porqué sólo lo mío, sólo mis palabras en esta habitación? Si aparto el espejo se abre una ventana. Por ella se cuelan enredadas voces de ultramar y la voz del vecino, así como el blanco y el azul interminables. Viento viajero indomable, tráeme a los hombres y a las mujeres, tráeme aquí sus voces solistas de todos los tiempos. Tráeme también, si puedes, las voces solitarias y las de fuera del tiempo, pues ya no soy autor de brazo partido y tortícolis, sino canalizador de un coro universal desde mi balcón abierto.

DESPEDIDA


El espejo de los andenes refleja una multitud de piernas que se apresuran. ¿Cuáles son las mías? En el vagón una joven cree que me he fijado en ella, aunque sólo miro mi reflejo creciente en la ventana de su espalda. Salgo del tren, suena el silbato y la máquina comienza a moverse hacia la siguiente estación. Cada uno de los vagones quiere llevarse mi imagen transparente en sus ventanas repletas de hombres y mujeres. Luego el tren coge velocidad y desaparece en la sombra, llevándoselo todo, quedando el andén vacío.

AFEITADO

cara afeitada


Mi cara está fresca, perfectamente limpia. Esta vez me lo he tomado en serio y no he dejado un solo pelo. Me he afeitado tan bien que han desaparecido hasta aquellas barbas mías de joven bebedor de vino. Aquellas impenitentes barbas crecían en noches de fiesta como en los delirios y pánicos de amaneceres en sepia. También las brillantes primeras canas, los cortes, las alopecias areatas, las medias barbas de vendedor incompetente me han dejado, y todo con un solo gesto. Mi cara está fresca y limpia. Sólo queda ella, triunfal, y su reflejo me sonríe en todos los espejos.

RAÍZ Y HOJAS

Raíz


La materia que conforma el cuerpo nos abandona pronto para mezclarse con nubes, plantas, pájaros y hombres. Si anclados en la raíz única somos las infinitas manifestaciones de todo cuanto existe. Si en lo profundo somos todas las cosas. Si podemos entenderlo, y vibrar y sentirlo en el corazón, entonces Dios se ha tendido en el espacio-tiempo, y no hay resistencia posible para ningún sueño.

NO HAY PUERTAS


No hay puertas para la onda del amor, que atraviesa piel y piedra, disuelve los velos y alcanza todas las dimensiones. No hay puertas. Mas este atravesar es efecto óptico y mera apariencia, pues el amor es también la partícula que siempre estuvo allí, vibrando en el centro de las primeras cosas, antes de que inventaran las puertas, antes de que aprendieran a posarse las miradas, mucho antes, quizá, de que las cosas fueran.

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(*) Vicente Luengo Moraga (Cuenca, 1974) vive en Madrid, donde trabaja en una compañía de Tecnologías de la Información. Ha publicado en formato digital el libro de guiones de cortometraje Luz de la pistola (2006). En 2008 fue finalista del "III Encuentro profesional producción-guión de cortometraje de la Comunidad de Madrid" con su guión Taxi al zen. Actualmente se han hecho lecturas de sus poemas en diversos programas de RNE (Radio Nacional de España). También se han reproducido sus poemas en revistas especializadas de ámbito nacional e internacional como Espéculo y Letralia. Recientemente ha publicado el sorprendente libro de poemas en prosa Cygnus (2010)



Texto, Copyright © 2011 Vicente Luengo Moraga
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20 de enero de 2011

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