Guido Monti


Guido Monti è nato a San Benedetto del Tronto nel 1971. Laureatosi a Bologna nel 2007 pubblica Millenario inverno (Book Editore, Castel Maggiore, Bo) con postfazione di Alberto Bertoni. Esce nel 2008 con una plaquette fuori commercio dal titolo Eri Bartali nel gioco (Grafiche Fioroni, Casette d’Ete, AP) a cura di Eugenio De Signoribus. Sue poesie sono presenti tra l’altro nell’Almanacco dello specchio a cura di M.Cucchi e A.Riccardi (Mondadori, Milano, 2009) in Poeti e Poesia rivista internazionale di poesia a cura di Elio Pecora (Pagine, Roma, 2010) e nell’antologia spagnola Jardines secretos Joven Poesia italiana a cura di E.Coco (Sial Editiones, Madrid 2008). È autore del libro Accademico di nessuna accademia, (Marietti, Milano 2010) dialoghi con Gianni Scalia. Collabora ai blog poesia del Corriere della sera e Rai news24 ed è redattore della rivista trimestrale di letterature comparate In forma di parole.

Nació en San Benedetto del Tronto en 1971. En la actualidad vive en Bolonia donde colabora con el Centro de Poesía de la Universidad, en la realización de proyectos culturales. Sus poemas han salido en algunas revistas como ClanDestino y La Mosca de Milano. Ha publicado en 2007 su primer libro Millenario Inverno (Book editore, Castel Maggiore, 2007, Premio Contini Bonacossi). Los poemas que aquí se incluyen forman parte de un libro que saldrá en breve en la colección La Luna, dirigida por Eugenio De Signoribus.


Edición bilingüe. Traducción de Emilio Coco


Frasi per Pino 


Bianco corridoio di spazio riflesso, il vuoto ospedale

e io corpo-razzo, dritto, verso la tua stanza terminale


un labirinto era arrivare, finte svolte, giri rigiri di porte che riportavano 

al luogo iniziale, rendendo inerziale il mio andare. 


Ero nel bosco camminavo, camminavamo ma come distratti, 

tra i sentieri bianchi accesi sui nostri fiati e poi sui rami

lasciavamo lo spazio delle nostre mani, tornando ad un punto iniziale e vitale.


Eri Bartali nel gioco, nel verde sentiero e io che dietro sfiatavo 

e di gamba inseguivo alla svolta di strada, che riportava al luogo iniziale e vitale.


Sei nell’ultima ora, mano su mano camminavamo come poi sostando 

in certe stazioni finali, guardando, come riguardandoci, tu da quel letto 

io dallo spazio di sopra verticale al tuo profilo


alle quindici, fiorì la finestra di luce e i fiori come finiti dal comò caddero

e la tua voce cadde da quel cuscino tra loro.



Frases para Pino


Blanco pasillo de espacio reflejado, el hospital vacio 

y yo cuerpo-cohete derecho

hacia tu habitación de enfermo del fondo


un laberinto era llegar, falsas vueltas

ir y venir por puertas que reconducían

al lugar inicial, haciendo inerte mi andar


Estaba en el bosque, caminaba, caminábamos 

pero como distraídos entre los senderos blancos

encendidos sobre nuestros alientos y luego sobre las ramas

dejábamos el espacio de nuestras manos

volviendo a un punto inicial y vital


eras Bartali en el juego, en el verde sendero y yo 

que detrás resollaba y haciendo fuerza en las piernas

te perseguía en la vuelta que reconducía 

al lugar inicial y vital


Estás en la última hora, mano sobre mano caminábamos 

como parándonos en ciertas estaciones finales

mirándonos, como remirándonos, tù desde aquella cama

yo desde el espacio de arriba vertical a tu perfil


a las tres de la tarde floreció la ventana de luz

y las flores como agotadas cayeron de la cómoda

y tu voz cayó de aquella almohada entre ellas



L’ Emilia 

ad A.B. 


S’affaccia bianca più del cielo piatta, la pianura 

traversata dall’infaticabile fare costruito in merci,

queste portate oltre il fascio emiliano, oltre ovunque, 

e quell’urlo sottotono gommato che le lievita, le snebbia, loro le nebbie.


Nebbie che vestono i casali, di là della riga di strada, dei campi ampi arati 

dall’uomo contadino col viso quadro cortese e gioioso, radice di vita.


Nebbia, oltre non vedeva il signore medievale, solo intuiva aguzzi nel cervello del cielo

quei falchi pellegrini giocarsi la preda a colpi di becco, solo sentiva 

che dietro le mura, il ponte levatoio e la selva

il principe sassone attendeva lo scontro, attendeva il momento nero della notte..


Poi a Canossa, lontano dalla via emilia, strade in croce, cuciono nell’orizzonte, 

un silenzio laborioso di uomini, ritratto e come dato a queste colline..



E lui, il signore di Canossa, mosse allora in quella notte

attaccò d’arcieri prima nel folto, nel verde di quella selva,

perché il mattone merlato, non divenisse il suo cupo assedio, la casamatta di morte.


Alba,


sommuoversi d’uomini, luccicare d’armature, cozzare cozzare d’urla 

nei lievi scoscendimenti, lievi scorrimenti di sangue dentro i crani

per la morte di sempre, la gloria di pochi, nell’erba.


Si sfa la nebbia, l’emilia compare nei chiari pendii e lungo gli sterrati, come scoscesi,

nel parlare cadenzato, come prolungato, del suo parlato, del suo signore.



Emilia


Se asoma blanca más que el cielo la llanura plana 

cruzada por el incansable hacer construido en forma de mercancías

éstas llevadas más allá del haz Emiliano, más allá por todas partes, 

y aquel grito en voz baja que las fermenta, las disipa, ellas las nieblas,


nieblas que visten los caseríos más allá de la línea de carretera

de los extensos campos labrados por el hombre campesino

con el rostro cuadrado, cortés y risueño, raíz de vida.


Niebla, más allá no veía el señor medieval, 

sólo intuía que, agudos en el cerebro del cielo, 

aquellos neblíes se jugaban la presa a picotazos,

sólo sentía que, detrás de la muralla y el puente levadizo y la selva,

el príncipe sajón lo esperaba en el combate, esperaba el momento 

negro de la noche.


Luego en Canossa, lejos de la vía emilia, cruces de caminos 

cosen en el horizonte un silencio laborioso de hombres

retraído y como dado a estas colinas, suaves despeñaderos suaves.


Y él, el señor de Canossa, salió entonces en aquella noche, 

atacó con arqueros primero en la espesura del verde, de aquella selva

para que el ladrillo almenado, no llegara a ser su asedio oscuro

la casamata de muerte


alba


agitación de hombres, armaduras relucientes,

choques, choques de gritos en los suaves despeñaderos,

suaves fluencias de sangre dentro de los cráneos

para la muerte de siempre, la gloria de pocos en la hierba.


Se deshace la niebla, Emilia aparece en los claros declives 

y por los desmontes, como escarpados

en la voz cadenciosa, como prolongación

de su habla, de su Señor.



Preistorica 


a M. C.


Come chino risalgo le stanze, come bimbo piego il cranio,

tasto incastro mani occhi tra fessure, spessori, 

e ne escono dita, come ragni di sotto i comodini, la madia,

passaggi silenziosi di loro zampe d’ovatta, d’occhi rivoltati.


E sento il soffio di cenere sfiatare dal camino,

nell’altra storia di noi conclusa


piegavi barchine di carta lasciandole alla corrente 

tra i canneti, col vento che già urlava la residua tua vita

spazzando via dall’erba il suo verde, dal colore il mio corpo.



Prehistórica


Como inclinado vuelvo a subir los cuartos, como niño doblo el cráneo 

palpo encajo manos ojos entre hendiduras espesores

y salen dedos como arañas, debajo de las mesillas, la artesa 

pasos silenciosos de sus patas de algodón, de ojos revueltos


y siento el soplo de ceniza que se escapa por la chimenea 

en la otra historia de nosotros concluida


doblabas barquitos de papel dejándolos a merced de la corriente

entre los cañaverales, con el viento que ya aullaba tu vida restante

arrancando de la hierba su verde, del color mi cuerpo



Incisi per donna 


a Francesca


Ti immagino vela ariosa e notturna

trapassare un mare svegliato con l’alba


lungo il tuo passo docile, sembri lèggere quelle cose leggère 

che a rombo nel cielo piano parlano di luce.


Ora che ombra dal tuo viso svapora e torna dubbioso, 

dubbioso l’arco di luce girato sulla tua bocca

ora che passi come su una avvilita cosa 

aperta forma di dolore patito.


Cammini forte, passo piegato oltre le dune, i boschi, 

quei faggi bianchi sotto il blu, oltre il tuo fiato e il mio che insegue.



Incisos para una mujer

a Francesca


Te imagino vela aireada y nocturna 

que traspasas un mar despertado con el alma


a lo largo de tu paso dócil pareces leer

esas cosas ligeras que en forma de rombo en el cielo

despacio hablan de luz


Ahora que la sombra de tu rostro se evapora 

y se vuelve dudoso, dudoso el arco de luz

que circula detrás de tu segmento de boca

ahora que pasas sobre una cosa abatida

como de silencio

abierta forma de dolor padecido

ahora como transcurrido


Caminas fuerte, con el paso doblado en el círculo de la arena movediza

más allá de las dunas, los bosques, esas hayas blancas bajo el azul

más allá de tu aliento y el mío que persigue