Carlos Augusto Alfonso

            Carlos Augusto Alfonso  (La Habana, Cuba, 1963).


Poeta y antologador. Sus trabajos y colaboraciones aparecen en diferentes publicaciones cubanas y extranjeras. Es co-compilador de la Antología de jóvenes poetas Retrato de Grupo, Editorial Letras Cubanas, 1989. Obra Poética: El Segundo Aire. Premio “David” de la UNEAC, 1986; Población Flotante. Editorial Letras Cubanas, 1994; La Oración de Letrán. Premio “Pinos Nuevos”. Editorial Letras Cubanas, 1996; Fast Delivery. Editora Abril, 1996; El Ladrón de Licario. Premio Proyecto de Creación “Dador”, 1997; Cabeza Abajo. Premio “Julián del Casal” de la UNEAC, y Premio de la Crítica, 1997; Cerval. Premio Internacional de Poesía “Raúl Hernández Novás”, 2001; y Premio de la Crítica, 2004.




QUIDAM

 

Fue la canalla, maestra de Venecia,

la que arrastró al Duque de Osuna

-coros más coros menos-

a mandar a un polígrafo al Puente los Suspiros;

latiniparlo en musa: Francisco de Quevedo.

 

Como la madre a un hijo le recuerda

baños de oro.

“En misión imposible mi romero,

al becerro de hábito le pones,

dos capas de majada (de Santiago El Menor)”

 

Cuando se apoderó de él la tarde de sus días

y salieron altísimas doctrinas

-muchas de ellas reas-

su nariz despegó excretas de una torre;

la tixera en los ojos; descabelladas lunas;

opopónax, barnices empleados;

juicio de marras –que ahora rige-;

sujeto que se busca. Cruz copal.

En los afónicos dinteles que por un bando el postulante,

Duque de Osuna –vivo- de Venecia que ha radicado en Nápoles

resuelve. –Que lo justificado en tierra sea derecho.

-Anuencia de varón (que loor naciente)

-Llovizna pertinaz; mujer prendada

de su edad de luqués que no le importa

si lo mandado a investigar no es de este mundo,

ni comienzo de nada epitalamio.

Juzgado en rebeldía

no se le endilgará venida a menos

la tenaza del diablo;

con razones de Flandes

cabalgata mayólica asonante

su mitra de emulsión;

una altinova estrella extemporánea

-de esas que fallan en ausencia.

Al que colmó la copa, segunda dentición,

ménades muertas en manada;

con bordón y esclavina

vertiginoso látex; diéresis de o;

de un erial, sus buscones

no le daremos muerte

(A menos que lo pida).

 

 

 

 

C

 

En el bar “Cincuentenario” de la calle Pocito

escogedores de arroz cuentan luciérnagas,

el más largo de todos (viejo o vieja)

me mira como un Rosemberg y salta a una rama.

Fue un escolar sencillo, ahora qué es.

Descomponen sus partes, en partes que lo adoran.

Tienen una modista para escoger frijoles,

no cose pero mira mi pantalón de saco.

Mi pantalón de saco va con la tarde,

y con cualquier cosa porque es mío,

¡mío mío!

me lo di una mañana en la iglesia que cerró.

Horizontalidad perenne (culpa de quién).

Un fulano me dice quiere una isba,

lo golpearé más tarde cuando me canse

y le baje a su muerto del guisantal.

Yo no estoy preparado para morir,

aunque a veces creo que me preparo.

Me haces llorar duro esclava Ermenegilda

veo que tienes el gusanillo del artista.

 

 

 

 

PERÍODOS E

 

cuando siento a mi padre haciendo sus mejunjes de agua y azúcar

me niego a dar crédito al oído

pospongo mi confianza en el porvenir

presente en la neoplasia desperdigada

doy rasgos de equilibrio cuanto más

antes de recurrir al antes –y aun después-

vuelve la cucharilla a acertar el vaso