Presentación

Muestra de poesía cubana

 

Por Roberto Manzano


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La poesía cubana es poliédrica: se puede entrar en su masa lírica desde diferentes ángulos y siempre se obtiene una nueva esfera bellamente facetada. Su comunidad imaginativa cubre la tierra, pues no sólo están los poetas cubanos derramados físicamente por el planeta, sino que exhiben una fuerza expresiva de extensión y de sincresis portentosas. Como que nuestros padres fundadores estuvieron presididos por una mentalidad electiva, nuestra prospección del mundo es proteica. Sin embargo, nos une férreamente una Cuba secreta: una irradiante nuez insular con una inagotable voracidad de cosmos. 

Nuestra incorporación es bastante reciente: sólo tenemos en verdad dos siglos de configuración imaginativa propia. Pero en ese lapso, de arremolinado decurso, la turbina de nuestra imaginación no ha dejado de propulsar insólitos mantos freáticos. Para un poeta cubano amante de su tradición contemplar ese friso dinámico es motivo de orgullo, y el orgullo aumenta cuando vemos que estudiosos y poetas de todas partes se sienten fuertemente atraídos por su tono vigoroso y plural. Como es natural, es muy difícil mostrar ese friso en su vastedad, pero el carácter poliédrico de la poesía cubana posibilita que toda muestra pueda ofrecer la suficiente riqueza y representatividad. 

El lector se encuentra frente a un panorama aleccionador, trabado con fino conocimiento y sensibilidad. Ancho es el paréntesis, pero los rostros y parlamentos escogidos logran ofrecer una visión provechosa de la escena lírica de aproximadamente los últimos cincuenta años. Entre las lecciones más visibles asoma sin tropiezos uno de los pilares de la creación poética cubana: la unidad de la diversidad, la diversidad de la unidad. Aquí hay representadas varias generaciones, estilos y estimativas del mundo; pero el lector tendrá la sensación de un solo flujo que avanza rápidamente, dentro de una atmósfera en que cada una de las voces escogidas ofrece su mirada y su testimonio. Es por ello que la poesía cubana agradece el gesto fraterno de Mario Meléndez, autor de este notable panorama.