Jeannette Miller

           
             Jeannette Miller (Santo Domingo, República Dominicana, 1944)

Poeta, ensayista, educadora y crítica de arte. Licenciada en Letras por la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Fue pro-fesora de esa misma universidad, de la Universidad Central del Este y de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Ha ejercido por años la crítica de Arte a través de la prensa nacional, especialmente en los periódicos El Caribe y Hoy. Entre los reconocimientos recibidos destacan: el Premio de Investigación Teatro Nacional (1975), Premio a la Crónica y Crítica de Arte (1976) y Supremo de Plata Joyces (1977). Parte de su producción poética aparece en las antologías Poesía de post-guerra /joven poesía dominicana, de Andrés L. Mateo; Contemporary Women Authors of Latin American, editada por Brooklyn College; Voces femeninas del mundo hispánico, de Ramiro Lagos; Sin otro profeta que su canto, de Daisy Cocco De Filippis; Dos siglos de literatura dominicana, de José Alcántara Almánzar; y Antología histórica de la poesía dominicana del siglo XX, de Franklin Gutiérrez.







YOGRAFÍA

 

Yo

que necesito plantas, luz

palabras de ternura

que me siento a pensar en mi desgracia a plena tarde

medio masoquista

fea

profesora

Yo

que sólo con palabras me presumo

me palpo

me proyecto

interpongo ideas a la carne

levanto largos muros de metal frío, devorante

entre otros y

yo

que tengo miedo a la locura, al vino, al entregarme

agarro mis recuerdos

una niña gorda, inútil, solitaria

casas de muñeca y tacitas de té

ráfagas de aire y de suspiros

entre mi abuelo no abuelo y sin mi padre

Yo

que encuentro en Franklyn, Juan Francisco y otros

eso terrible que no tuve

que sé disponer letras, sílabas y nombres

cuidadosamente, agresivamente

Yo

estoy harta de mí.



 


 REFERENCIAS PARA UN DRAMA

 

-1-

 

Esta mi patria loca, / de soles apergaminados / y sombreros enormes que sostienen el calor y la lluvia.

 

Esta patria de casas sonrientes, / de caminos de árboles, / de trillos oscuros a mitad de mañana / donde la humedad permanece indiferente. / Los ojos han comenzado a doblar temprano,/ han caído en charcos de pétalos marchitos, / en el polvo de techos escondidos / aguantando cilindros, / la carga de este viento silbante que marca las horas. / Desconocidos ríos encienden la pradera,  pinos felices / y framboyán amargo, / asesinados por el sueño y la distancia. / Comida por el odio, / por el peso del metal innecesario, / hoyada de dolor reparte el cielo, / su llanto de pez  aletargado. / Este carro  de horror, sin aspavientos, / esta introducción al ávido vivir morirá mañana, / es ella, / la sabida, / mi patria triste y loca / fabricando su llanto.

 

-2-

 

El hombre gris penetra la mañana sin sonrisas / con su redonda cabeza de metal / y su vestido de noche nueva. / Encima de un potro crujiente desembocó del humo, / vino de las montañas a conocer el mundo, / la ciudad de letreros brillantes, / la música mecánica, / las casas con jardines y largas avenidas. / El hombre gris vive pensando en los cuerpos que no pueden asirse.

 

Comenzó muy temprano. / Antes de salir el alba ya había recogido corazones, / zapatos con dueño, / pulseras de oro, / dientes como el polvo. / Ahora, / con su cara de odio y de dolor / sigue oyendo el llanto de las madres desoladas, / recordando esa muerte que no es suya. /  Odiado por  los hombres, / por los hijos sin padre, / por las palabras diarias, / el hombre gris / embiste cada día aguardando la muerte.

 

-3-

 

Hoy no es un sábado cualquiera, / casi no puedo distinguir mi imagen en el vidrio. / Los limosneros en bandada, / como batallones fieros acosan transeúntes. / Camino como cuerda loca, / mujer en esta multitud que no es multitud. / Organizo mi tiempo / sin poder distinguir las desfiguradas flores de polyester. / El calor es un carajo pegajoso, / insistente como la vida. / Trato de hacerlo todo rápido, / correr las calles, / llegar al banco, / meter el grito de abstinencia que son mis ahorros esporádicos, / espaciados entre dolor y dolor, / entre sol y sol, / entre no comer o no vestir tal cosa. / La frente ya se me devuelve partida por el tiempo. / Mantengo mi gesto de batalla. / Que no me hablen. / Que ni me miren. / Que no me reconozcan. / Las imágenes fijas, / increíbles en un día de polvo y sol como otros tantos / se agolpan como recortes sórdidos. /  HATO MAYOR-ANTI ACNE / ZARIGUEYAS-SANGRE / NUBES-CAFÉ / COSMOPOLITAN-MUERTE / PELUQUERIA-IROSINDE / CALIFICACIONES-ESTREÑIMIENTO. / Y me empuja una mujerzota agria / que probablemente paga el agua por las latas. / Le tiro una mirada matadora / y me sorprendo. / Entonces calibro el olor que la circunda, / su agrio perfume de continua abstinencia. / La huelo. / La veo. / Racionada en el baño, / racionada en la expresión, / racionada en el amor…/ Pero quizás a ella no le preocupe el amor. / A mí tampoco.

 

-4-

 

Del lado de la sombra se sientan los fruteros, / los que venden periódicos, / paleteros, / y alguno que otro hombre / con los dedos cuarteados de caminar pidiendo. / Del lado de la sombra me decido, / oculto mis recuerdos, / el pasado en que sólo veía / hoy, / firme, / brillante, / lleno de sorpresas que han resultado mierda. / Este temor a los rincones de la ciudad / que ya resultan estrecho de tanto vicio.  Me canso de cansarme, / de creer que todavía vale la pena / voltear la cara o la sonrisa hacia la vida. / Me canso de los saludos fríos, / de las esquelas mortuorias, / esos cuencos sorpresivos que me tocan son derecho al llanto. / De lado de la sombra me sitúo / sin oídos, / ni alegría, no ojos, / esperando mi definitivo tiempo.

 

-5-

 

Ahora que “invierno” es producto del delirio, /  me asomo al balcón / y veo viejos venerables desfilar / tras revistas pornográficas. / Vuelvo presurosa la vista / y ordeno algunos nombres que no quiero nombrar, / como un recurso contra los atardeceres, / amigos ocupados me empujan a tener que escribir / esto. / Ahora, / decidida, / casi treinta años y una constante búsqueda de muerte, / prefiero diluirme en el humo mañanero / y escapar de la sucia realidad que veo.

 

-6-

 

El hombre que conozco / camina cada día debajo de un saco que pierde los colores, / tiene el cuello limpio y diluido, / sentado en el medio de un “morris” resistente / paga sus 15 ó 20 de manera tranquila, / mientras con disimulo / seca el sudor en sus dedos cruzados.

 

-7-

 

A la hora de las dos, / cuando el sol deposita en troneras de silencio / su paso de cenizas. / Aquí, / mezo mi corazón / entre las copas casi raquíticas de los framboyanes. / De paseo por esta cuadra conocida, / donde tanta existencia se fue acumulando sin apercibirnos, / oigo la voz del  líder / interrumpida por un fonógrafo inocente. / Mi cabeza es un nido de cielo y silencio. / Las  gaviotas ausentes / se esconden en los ahumados parpadeos / de este día con horas. / Cada historia necesita un comienzo. Que sea éste…