José Enrique García



            José Enrique García
(Santiago de los Caballeros, República Dominicana, 1948)

Poeta, narrador y ensayista. Cursó su educación elemental y secundaria en su pueblo natal. Licenciado en Educación y Letras por la Universidad Católica Madre y Maestra, con un doctorado en Filología Hispánica de la Universidad Complutense de Madrid. Fue profesor de Literatura en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña. Ha ejercido la crítica literaria en diferentes medios de comunicación del país, especialmente del suplemento Isla Abierta del periódico Hoy, del cual fue editor. En 1979 obtuvo el premio de poesía Siboney con el poemario El fabulador y en el 2000 el Premio Nacional de Poesía con Recodo.

 


 

 

 

 



REPETICIÓN

 

El día termina envejeciendo

y enterrándose, sin dejar nada

como todos.

Y nosotros, habitantes de ese mismo día

lo recibimos en el mismo sitio,

con el mismo traje

y el saludo hecho de antemano.

Tiendo a lo lejos la mirada

busco,

más bien rebusco en derredor,

medito excusas para obviar el día,

trato de volcar la luz sobre la espera,

nada.

El día está como el primero.

Veinte y cuatro horas que levanto

mi brazo y mi palabra

y sólo este poema que termino

recuerdo y reconozco.

 

 

 

 

EL OTRO

 

No lejos de mí, en mi persona,

sin escándalo, está naciendo un hombre.

Aquí mismo, en mis testarudos huesos

echa raíces este hombre,

y con la sangre de mi propio barro

se levanta.

 

Después, lejos de mí,

tomo el cuerpo que alimenté temprano;

se pone mi camisa,

sin permiso toma mis pantalones

y sin permiso también

abre aquella ventana para verse vestido.

Acaba por ponerse mis compañeros zapatos

y echar a andar conmigo y mis vestidos.

Ya muy lejos de mí, oigo cuando se aleja

 

alegre, muy alegre de saberse nacido...

Espero que se quede con todos mis cansancios.

 

 

 

 

UNO

 

Pasa un hombre,

me lleva dos pasos de camino.

Uno viene detrás perdiendo igual distancia.

No sé a cuál hablarle,

distantes están de mí

que ya veo inútiles mis voces.

Me detengo,

dejo que me dé alcance el rezagado,

espero que me lleve despacio.

 

Es tan difícil forzar la compañía

en esta ciudad de tantos espacios ocupados;

que decido volver hecho pedazos

al centro de mi origen.