Soledad Álvarez



            Soledad Álvarez
   (Santo Domingo, República Dominicana, 1950)

Poeta y ensayista. Graduada en Filología con especialidad en Literatura Hispanoamericana de la Universidad de La Habana. Ha publicado los libros de poemas Vuelo posible (1994) y Las estaciones íntimas (2006). Así mismo, los ensayos La Magna Patria de Pedro Henríquez Ureña. Una interpretación de su americanismo (1980, 1981), Premio Siboney de Ensayo; y Complicidades. Ensayos y comentarios sobre literatura dominicana (1998). En 1996 antologa y presenta para una red de diarios iberoamericanos el Periolibro dedicado a Pedro Henríquez Ureña, bajo el auspicio del Fondo de Cultura Económica de México y UNESCO. En el 2000 fue jurado del Premio Latinoamericano y del Caribe Juan Rulfo. Sus poemas han sido recogidos en numerosas publicaciones y antologías dominicanas y extranjeras.

 

 

 

 



CIRCENSE

 

De todos mis oficios prefiero éste:

volatinera en el vacío

un millón de luces en mi cuerpo

un incendio sin llamas ni cenizas

de reflectores muertos

y hay un suspenso de redobles

porque he tocado con mi pie la cuerda.

 

Hilo desnudo para pie desnudo y tembloroso

alto puente único

entre este lado y la otra orilla que me espera.

Sin el antifaz atroz

sola yo

en esta carpa que enciendo con mis ojos

que encandilo con mis manos

que apaciguo

en este momento en que todos me esperan

allá abajo.

 

Pero, yo, volatinera en el vacío

del mundo-muerte

inevitablemente

caigo

hacia arriba.

 

 

 

 

DECLARACIÓN

 

Juro vivir mi vida

sin treguas

armada hasta la muerte

sin aflicciones ni miserias

con mis culpas y derrotas bien lavaditas

y aireadas   vivir

sin torturadores o con ellos

pero sin pie para la traición

sin santos ni sobornos

sin traidores o con ellos

pero sin pie para la traición

vivir   amor

aunque me rompa el alma

pasajera de desastres

ventrilocua de lo indecible

contrabandista de valijas rotas

de amores y contramores

aunque me toque la muerte

aunque me claven las uñas

vivir con lentitud o con demencia

con la luz o sus negruras

ahora y después

hasta ganar la batalla.

 

 

 

 

MOMENTO

 

Duele el gozo que propones

de quedarme quieta

sin respiros ni suspiros

sin delicias de desnudo

sufrirte llama cuando me quemas

pero qué alivio cuando me haces

agüita de yerbabuena

en el justo momento que tus manos

caen sobre mis senos

y se escapan buganvillas

y flamboyanes

relojes de mares y no de arena

turbados camafeos familiares

augurios y ceremonias

los mil y un nombres ilustres

que le han dado a esta franca unión

de cuerpo a cuerpo

de alma a cuerpo

de labio

que dolería más si resistiera

el dócil camino que le señalas.

Quedarme presa en esta furia

quiebra de todos los rompientes

presos en este prendiapaga

en el compás de la danza antiquísima

que seguimos

hasta la redondez de su misterio.