Revistas cubanas de vanguardia

La vanguardia cubana en las revistas Avance y Orígenes

Por M. Ángeles Vázquez




        REVISTA DE AVANCE

La Revista de Avance (1927-1930), publicada inicialmente con carácter quincenal y mensualmente después, constituye el núcleo de la vanguardia literaria cubana, junto al grupo Minorista, que desde 1920, actualizan la exaltación estética de las tendencias europeas. La metáfora del barco zarpando que aparece en la revista argentina Proa, se recupera en «Al levar el ancla», texto de apertura de la publicación.

El primer número se edita el 15 de marzo. En realidad el título original de la publicación se corresponde con los sucesivos periodos en que ve la luz , variando de año en año (1927, 1928, 1929 y 1930), de acuerdo con el deseo de impulso advertido en el n.º 1: «No que creamos que 1927 signifique nada, sin embargo, el año que viene, si aún seguimos navegando, pondremos a la proa “1928” y al otro, “1929”; y así ... ¡Queremos movimiento, cambio, avance, hasta en el nombre!...». En esta etapa se afirma como un órgano medular de renovación estética y literaria, convirtiéndose en un referente obligado para indagar en la historia cultural cubana.

Los primeros editores son Alejo Carpentier, Jorge Mañach, Martí Casanovas, Francisco Ichaso y Juan Marinello. De sus cincuenta números merecen subrayarse los dedicados a Ramón Gómez de la Serna, a México y sus escritores, a José Martí, a Waldo Frank y un homenaje póstumo a José Carlos Mariátegui, con quien tuvieron una vinculación muy directa por razones ideológicas y artísticas. Atraída por las artes plásticas, en 1927 la revista coordina la exposición «Arte Nuevo», quedando inaugurada la vanguardia en Cuba, según analiza Carlos Ripoll en su Índice de la ‘Revista de Avance’ (New York, 1969). Se conecta asimismo con las más representativas publicaciones hispanoamericanas de la época, como Amauta, Contemporáneos, La Pluma, o Repertorio Americano.

En el número 2, Carpentier abandona la revista y ocupa su lugar José Zacarías Tallet hasta el número 26. Martí Casanovas es expulsado de Cuba y cubre su vacante a partir del número 11, Félix Lizaso. Desde el número 27 y hasta su desaparición, los responsables son Juan Marinello, Jorge Mañach, Francisco Ichaso y Félix Lizaso.

Firmado por los miembros del equipo editorial, la sección «Directrices» incorpora investigaciones sobre los aspectos culturales o cualquier otro asunto de interés. En «Letras extranjeras» destacan los más notables acontecimientos de actualidad en la literatura no hispánica y se cubren las noticias literarias del Continente Americano con el capítulo «Letras hispánicas». Entre algunos de los colaboradores más frecuentes figuran Agustín Acosta, Mariano Brull, Alfonso Hernández Catá, Félix Pita, Regino Pedroso o Enrique José Varona. También aparecen trabajos de destacados intelectuales extranjeros. Desempeñan un significativo papel en la divulgación de la música y las artes plásticas. El pintor cubano Carlos Enríquez es uno de sus ilustradores.

La Revista de Avance se entronca con una inquietud de afirmación nacional, por lo que una de las vertientes exploradas en ella es la poesía negra. Los vanguardistas cubanos ponen en marcha una simbiosis entre la tradición africana y la modernidad bajo el soporte de los trabajos etnográficos de Fernando Ortiz y los cuentos folklóricos de Lydia Cabrera. El «negrismo», al igual que el «indigenismo» que sustenta Mariátegui, expresa un extraordinario cambio en la poesía cubana, aunque los poemas experimentales de Manuel Navarro y Mariano Brull están también representados en su espacio. La revista crea una empresa editorial, que publica libros de Regino E. Boti, y Juan Marinello, entre otros y desaparece en su número 50, el día 15 de septiembre de 1930.

 

        REVISTA ORÍGENES

 

Impulsor de la escena cultural cubana, José Lezama Lima funda y dirige en los años cuarenta la revista Orígenes (1944-1956), que articula a una de las generaciones más esplendorosas de la literatura cubana del siglo xx. La revista agrupa a escritores como Eliseo Diego, Cintio Vitier y Virgilio Piñeira. De las ilustraciones se encargan Mariano Rodríguez, René Portocarrero, Amelia Peláez, Wifredo Lam, y Carmelo González. Codirige y financia la revista José Rodríguez Feo, que aprovecha sus estudios en Princeton y sus viajes a Europa, para conseguir colaboraciones de autores de peso como Wallace Stevens, T. S. Eliot, Efraín Huerta, Carlos Fuentes, Juan Ramón Jiménez, Saint-John Perse o Pedro Salinas.


El primer número de Orígenes sale en la primavera de 1944. La revista aparece cada tres meses, en el inicio de cada estación del año. Pero en el número 34 se distancia de la publicación Rodríguez Feo, y aparecen dos números de la misma revista, uno dirigido por él y otro por Lezama y un consejo de colaboración integrado por Eliseo Diego, Fina García Marruz, Ángel Gaztelu, Julián Orbón, Octavio Smith y Cintio Vitier. Por discrepancias con Lezama, Rodríguez Feo abandona Orígenes y crea Ciclón. Su objetivo es editar sólo colaboraciones y traducciones inéditas. En sus páginas aparecen cuentos, poemas, crítica teatral y literaria, trabajos sobre artes plásticas, estética y música y se presentan las últimas corrientes literarias europeas. Colaboran también Alejo Carpentier, Roberto Fernández Retamar, Fayad Jamis, Samuel Feijóo, Eugenio Florit, Cleva Solís, y otros muchos. Y entre los extranjeros se encuentran Paul Valéry, Vicente Aleixandre, Albert Camus, Luis Cernuda, Paul Claudel, Macedonio Fernández, Paul Éluard, Octavio Paz, Alfonso Reyes, Theodore Spencer… Simultáneamente fundan Ediciones Orígenes,en las que se publica gran parte de la obra de los autores que se agrupan en torno a la revista.


Las argumentos históricos de esta influyente publicación en el período que antecede la Revolución Cubana, su inclusión en la metafísica cercana al pensamiento de Heidegger, sus fundamentos post y anti vanguardistas, recupera la «religión de la poesía» como deontología inaugural de lo moderno. Esta es la temática fundamental que explica por qué Orígenes se convierte en la «Vanguardia otra» (Octavio Paz) en el contexto latinoamericano y conforma un nuevo espíritu poético en el espectro cubano.


Respecto al significado del nombre, Vitier sugiere que la razón de Orígenes proviene del contraste con la Revista de Avance, cuya mutabilidad contrasta con el rigor de Orígenes en seleccionar las colaboraciones, aunque también el filósofo cristiano Orígenes (185-254) pudo haber propiciado elementos de afinidad con el grupo cubano.


No existe duda alguna al afirmar que ejercen la experimentación estética, pero con la línea de re-descubrir, bajo el desorden de cambio e innovación de la época. En ese rechazo por la obsesión de las transformaciones que supuso la Revista de Avance, Lezama contesta a las acusaciones de Jorge Mañach, e incide en que a Orígenes sólo le interesan «las raíces protozoarias de la creación». Tanto los ataque de sus contemporáneos como los recibidos desde el órgano oficial de la revolución cubana Lunes de Revolución, les sitúa en un halo de discrepancia ante la idea de restaurar el campo de la poética, como fenómeno inaugural de la modernidad. Este impulso es vanguardista, y su opositor a la vez, ya que ensayan en sus páginas la ruptura contra la lógica del progreso en el arte.



Artículos publicados en el Centro Virtual Cervantes: 

La vanguardia en nuestras revistas: Revista de Avance y Revista Orígenes