Fabio Rodríguez Amaya

                Ludus, realidad y mundo: Julio Cortázar (1914 - 2014)



Por Fabio Rodríguez Amaya [1]

Escritor y pintor colombiano

Universidad de Bérgamo, Italia


 

Para quien haya leído Julio Cortázar o no lo haya hecho todavía, el que por estas fechas se esté celebrando el centenario de un cronopio con cuerpo de gigante y cara de niño, resulta como una de las más crudas y diáfanas invenciones de alguno de sus famas. No sólo porque es improbable que ya no esté en el angustioso reino de los hombres, lo cual podría ocasionar la explosión de una nube verde, sino por ese ingrediente de más que tiene el humor de los argentinos porteños que les permite tomar del pelo a sí mismos y superar de cinco cuerpos el de los ingleses. Humor negro, re-negro, el de los porteños, mas sin embargo lleno de luces y tan transparente, que les permite, como a cronopioCortázar, además de duplicar su simpatía, y triplicar la capacidad seductora de sus ensueños, inventar su propia muerte y convocar a las celebraciones del centenario, de este vivo y admirable fantasista de las letras mundiales contemporáneas.

Ayer, con Juliofama, redactor de uno de los capítulos de esa gran ficción espuria y mestiza que se llamó por imposición española Nuevo Mundo (como si fuéramos de otro planeta), por equivocación América Latina y por capricho de un francés mediocre Tercer Mundo, nuestra literatura alcanzó los más altos niveles de su historia. Hoy, sin cronopioCortázar, y sus fantomáticos arpegios poéticos, esculpidos en la luz y las colinas de Roma Kaput Mundi, nuestra literatura quedaría como un cuerpo sin corazón o, si se me permite, sin sexo y privado de erotismo. (Confío, alcanzar a decir por qué)

Si Julio Florencio Cortázar Descotte nació en Bruselas el mismo año en que Europa con la Gran Guerra iniciaba a mutilarse una vez más – pero esta vez más en serio – no es difícil entender cómo de niño contaba con recursos para apropiarse de la música y empadronarse de los idiomas. Para comenzar, el francés y luego el español (que es lo que hablamos) y el castellano de todos (que es lo que escribimos). Y estos ingredientes, la música y la lengua, contaron mucho en su vida de escritor. Tampoco sería difícil entender, la cercanía, no sólo patafísica con Ulises Joyce, hermética con Gregorio Kafka, metafísica con el angustiado Biberkopf Döblin y matemática con el funambulesco Vladimirovič  Majakowskij, pues ir en globo de Bruselas a Alexander Plätz o a Leningrado, es igual que ir en Concorde de Bruselas a La Habana o Buenos Aires.

Hijo de diplomáticos, a causa de la guerra pronto aterrizó en Banfield, ese laberíntico y sórdido suburbio de la Gran Buenos Aires. En medio del caos en tan noble vergel idílico se formó, retraído, huraño y solitario. Y, por suerte para muchos, en ese mismo galimatías se deformó, mientras aprendía el inglés y el sánscrito, en medio de los deberes escolares, los pajazos de la pubertad, los inevitables presuntos amores, el mal sexo, y los dolores hessianos de los veinte años, sumados a los cientos de lecturas de nunca acabar. Más leía, el joven cronopio, más ganas le daban de escribir sobre sus famas, mas sin embargo menos lo hacía. Total, pronto se dio en componer versos de amor, inspirados en pensamientos locos, y memorias del futuro. Ahí, fue el preciso momento de Presencia, su primer libro, firmado por el fama Julio Denis a los 24 años exactos de edad. Porque después no fue poesía, sino una piéce dramática: Los reyes, libro empastado con tapas duras y marcas doradas en 1949, con el que se estuvo a punto de entronizar en la capital del Sur del mundo el ilusorio Teatro Irrazonable.

Claro está que al vate de la pampa, como sucede siempre, nadie lo contrataba como al colega Simonide di Ceo para redactar macabras escenas de terremoto o elegías de maratonistas olímpicos, no sólo a cambio de un jugoso giro bancario, sino para poder jactarse de ser, también él, memorizador del Arte del Olvido. Mucho menos para escribir cartas de enamorados al palo, redactar memoriales de reclamo ni, en el peor de los casos, cartas náuticas. Y esto hace la diferencia en el caso de cronopioCortázar, pues Melville, Carroll y Verne ya lo tenían enredado en una telaraña, donde daba vueltas alrededor de sí mismo (Cronopius Julius Uroborus Australis) y de una Giduglia fundida en luz por Max Ernst, mientras famaJulio se las arreglaba para demoler en las quiméricas selvas de Palermo rascacielos con pelicosauros que se bifurcan y escaleras que se desandan al revés. Ahí en ese mismo barrio de judíos, y en esa misma esquina rosada, donde su maestro, el congelado metafísico Macedonio Fernández (para la crónica poeta y novelista superlativo) redactaba muerto de la risa la Revista Oral, una de las más famosas de todo el pleistoceno, que se imprimía en los vapores irreverentes, emanados por los bastimentos repletos de inmigrantes italianos (y otros) en el Puerto de La Boca, mientras chupaba yerba mate cebada en burbujas de jabón, al compás de milongas declamadas en lunfardo y cocoliche.

Todos los sueños del joven vate – poblados de gorgonas, jotun, ogros, efrits, nagas, guls, cíclopes, trolls, culebritas A-lfanus Xenofobus y G-riiiiillos Mutandis – eran elucubraciones imposibles pues, la verdad sea dicha, a él le interesaba sólo transparentar la barreras fatigadas de un imaginario sin imago, tal cual es el Polo Sur con Gauchos, conquistado por leones y vampiros, y pisoteado por una tradición sin pasado llamada Peronismo. O Populismo. O Fascismo… ¡qué más da! si, como enseñan ciertos viagra-gobernantes meneghinos del último veinteno, al fin y al cabo es todo Democrático como el Comunismo. Y recuerden, ladys and gentleman, que ningún beato regidor de régimen odia los libros o las fábulas (eso nunca lo hizo Hitler), mucho menos a quienes las escriben, aunque estos lo hagan por subversivos, por el gusto de mantener el desorden público y por aceptar a ultranza la pax establecida por la nueva santa alianza vaticano-ee.uu. Por esto, a cronopioCortázar le dio por convertirse en ciudadano modelo, para poder luchar como paloma de la paz, aunque el precio fuera el exilio, a favor de los designios de San Juan Domingo P. (de Perón) y en 1959 renovara su infidelidad al tiranuelo sesteándolo con el catalejo de Galileo desde la cúpula del Sacre Coeur sin disparar nunca Las armas secretas.

Apuntes biográficos aparte, que no siempre deberían importar, es bueno saber que poco tiempo atrás, famaJulio, había comenzado a analfabetizar (ser calígrafo profesional en la Amerik LatiKatolik es aún heroísmo delictuoso, figurarse, hace un siglo) primero en las escuelas secundarias y luego en la universidad: francés y literatura francesa, para que aprecien ustedes, señoras y señores, su originalidad. Eso sí, antes de salir de Argentina e insiliarse para siempre en París, sin poder deletrear en sol menor “adiós muchachos, compañeros de mi vida, barra querida de aquellos tiempos” – como exigiera el tango https://www.youtube.com/watch?v=BuLcDKiyKWw – y mucho menos callar con chillidos de barítono El Cambalache en la Casa Rosada, en honor de Santa Evita, https://www.youtube.com/watch?v=fsAGpw5uwDU alcanzó a dejar en manos de un fulano de tal, de nombre Jorge Luis (el cronopio mayor) un libro que de tan estupendo y subversivo (porque definitivamente sí era comunista) pasó desapercibido entre los montoneros del montón y hoy le da vuelta al mundo. Sí, mein damen un herren, se trata de Bestiario, del que un tal Borges (¿han oído hablar de él?) publicó exactamente dos años antes «Casa tomada», uno de los cuentos del libro, compuesto éste por apenas ocho historias a mala pena contenidas en ciento veinte páginas de entonces. Sobre esto el doble especular de Borges (Jorge Luis) recordaba:

Yo me encontré con Cortázar en París, en casa de Néstor Ibarra. El me dijo: '¿Usted se acuerda de lo que nos pasó aquella tarde en Diagonal Norte?' No, le dije yo. Entonces él me dijo: 'Yo le llevé a usted un manuscrito. Usted me dijo que volviera al cabo de una semana y que usted me diría lo que pensaba del manuscrito'. Yo dirigía entonces una revista, Los Anales de Buenos Aires, una revista ahora indebidamente olvidada, que pertenecía a la señora Sara de Ortiz Basualdo, y él me llevó un cuento, «Casa tomada»; al cabo de una semana volvió. Me pidió mi opinión, y yo le dije: En lugar de darle mi opinión, voy a decirle dos cosas: una, que el cuento está en la imprenta, y dentro de unos días tendremos las pruebas; y otra, que ya le he encargado las ilustraciones a mi hermana Norah".             

                                «Borges habla de Cortázar, Cortázar habla de Borges», Alina Diaconú, La Gaceta - Buenos Aires, 3 abril de 2011.

Con este libro, Juliofama no sólo daba muestras de inspiración y de saber manejar la Mont Blanc con tinta transparente, custodiado por un unicornio azul, para arañar frases con letra palmer y poder cruzar epistolarios intrascendentales con Vico, Montaigne, Napoleón y Engels, sino también dejaba sentados, y con qué lujo de fantástica fantasía y fantasiosa escritura, los cimientos inamovibles de una obra que todavía hoy sigue dando lata, fastidiando o deslumbrando lectores por todas partes. Y, cuando lo lean, me dirán ustedes, señoras y señores, si ese libro (como todos los demás) no era comunista, cuando esas entelequias verbales se titulan, por ejemplo, «Casa tomada», «La puertas del cielo», «Carta de una señorita en París».

Para redactar Bestiario, insisto-insisto, editado por cronopio Ciego que se ocupó en 1951 de escribirlo en voz alta en los muros de Buenos Aires, el famaJulio Cortázar – como haría de ahí en adelante durante 43 años seguidos – metió todos los alfabetos (incluso el Morse) en un tubo de azúcar transparente. Después, proyectó las imágenes diseñadas a caso por los veintitantos nanosignificantes, llamados comúnmente letras, de todos los alfabetos habidos y por haber, en la superficie oculta de la ‘graziosa, infinita e cara luna’ de Leopardi. Esta, a su vez las teledirigía con rayos antiproyectil hasta grabarlas en tablas de foucaultitanio para toda la eternidad. Fue así como su agente hindú de Mirzapur, el mismo de कालिदास (escrito Kālidāsa) pudo patentar en Wall Street, el más disparatado de los caleidoscopios coloreados en forma de Mándala que se conserve en Museo del Futuro alguno del planeta TconZero. Ese mismo aparato macondiano con el que Cronopio-Fama refugiado en su imaginación violeta y verde, fluctuando entre las paredes de las pagodas de oro de Kanchipurán, y PhD honoris causa en Budismo, Shintoismo, Tantra, Zen y afines, escribiría hasta su ocultamiento definitivo, las historias más fantaevolucionadas de la historia sagrada de la República Argentina. Un par de años más tarde (o diez más antes)  conseguiría un Master of Ars Combinatoria en Camapuca’s University (después de conseguir treinta y laude en exámenes reales (de realidad y no de realeza) en Sur-Realismo, Jazz, Tibetian inculture, Collage Futurista vs Collage Cubista y Latinoamerican Big Revolutions (todos en esperanto).

Fuéronse pues en 1951 para París cronopioJulio y famaCortázar, remando a brazo partido en el vientre de la sardina, en inmoral pareja morganática a la edad cívica de treinta y pico de años con una generosa beca de estudios para la École des Hautes Études en Epistemoloreverie. Diplomado siete años después en Magie Noire, entre mate y mate en ‘Les Deux Magots’ con Simone d B., Jean-Paul S. y Marguerite Y., pergeñaba en papiros antiguos leyendas y utopías realizables, y entre charla y charla con Albert C., Robe G. y André Pieyre M. en los lupanares del Marais, los cuatro inmersos en los sueños de Cervantes y las creaturas de Carroll, Julio Cortázar, ganó concursos iluminados en la Ciudad sin ciclotrón pero con Luz hasta que logró camuflarse como intérprete y traductor sin audífonos (pero con megáfono) de la unesco, su digno ganapán de toda la vida. Fue ese invierno, con las brisas de diciembre, cuando Marvel Moreno, reina de los Carnavales Literarios del Caribe, asentó el retrato con palabras del cronopioCortázar para Libre, la revista monárquica del boom en París y, dos años más tarde, en el verano, acogió, al hobbit Lúil Olaciregui, modelador en el delirio de Dionea y tamborero mayor de Curramba Bella.


Con sueldo de oficinista, habiéndose mudado a vivir en los sótanos que comunican las Galerías Vivienne, a la izquierda de Corrientes, con las Galería Güemes de para abajo, a la derecha de Champs-Élysées – ahí donde se aparece el Aleph como en Lourdes –, cronopioCortázar, como conejo sacado del cubilete por mago Merlín, comenzó a descargar los mejores frutos de su cosecha del Árbol de la Vida, que le enviaran desde Oaxaca, José Revueltas, Juan Rulfo y Jesús Anaya. Fue así como, entre blues y sounds, eructados como albas flores de la Colombian gold por el saxo/sexo de Charlie Parker, la tromba de oro de Miles Davis y los oropeles rítmicos de Dave Brubeck, famaJulio, exactamente en doce años, montó su impersonal Biblioteca de Babel, resumida en seis libros. Incluida esa piedra filosofal con la que deslumbró a los marcianos de Turín y de Hanoi, los kripotonitas de Nueva York y de Damasco, que inspirado por las musas infernales cronopioCortázar tituló: Rayuela (1962). Y prepárense pues como “Poi piovve a l’alta fantasia”, veintidós años más tarde – para no hacer muy largos sus setenta años de vida – famaJulio Cortázar terminaría de comprimirla con al menos veintidós volúmenes más, entre poesía, ensayo, cuentos, relatos, dramas y novelas. Todos catalogados, registrados y depositados como oro de ley, en la babilónica Biblioteca de Pérgamo. Y se murió.

Sin necesidad de inspirarlos sobre sus impensables fraternales crónicas fantareales, a fin de que ustedes, señoras y señores, se decidan a leerlo, muy a pesar de los bofetones metafísicos que han de recibir de su puño y letra, objetándoles, chers madames et monsieurs Googlear y Wikipediar, porque vaya y se los tiemple la Sirena de Axólotl, les transcribo algunos de los títulos: Los Premios (1960), Historias de Cronopios y de Famas (1962), La vuelta al día en ochenta mundos (1967), 62 modelo para armar (1968), Último round (1969), Viaje alrededor de una mesa (1970), Fantomas contra los vampiros multinacionales. Una utopía realizable narrada por Julio Cortázar (1975), Deshoras (1983), Nicaragua tan violentamente dulce (1984). Como este no es un necrológico del Neue Zuger Zeitung, para no dejarlos en ayunas, pues me twittea justo en este instante cronopioJulio, transcribo en tres o cuatro puntos esquemáticos, algunas ideas sugeridas por las innumerables y doctas anotaciones que con esmero los críticos suprasemióticos postcoloniales freudianos y los semiólogos infraestructuralistas postmodernos lacanianos llaman las poéticas, y otras cosas por el estilo, sustentados por las teorías ‘mirabolantes’ de Pedernera, Kid Pambelé, El Enmascarado de Plata, Batman, Mohamed Alí, y Schwarzenegger (el grandísimo sea loado), incluido el canonista H. Bloom:

• Para comenzar, piensen a Cortázar, idealmente, en la mitad de un árbol de la cucaña horizontal entre Macedonio Fernández y Felisberto Hernández y en una cuerda floja vertical pero al revés entre Jorge Luis Borges e Italo Calvino.

 • Hablando de maestros y compinches suyos: Cervantes por supuesto, Verne, Poe, Carroll, Duchamp, Checov, Queneau, Jarry, Torres García, Xul Solar, Ubu, Escher, Alechinsky, Lezama Lima, Alasraky, Fernández Retamar. Y, bueno, sin listas los mejores del mal llamado boom latinoameriKando que todos conocen, a comenzar por el mismísimo cronopioGarcía Márquez, sí señores, comunista como Cortázar.

 • Para acercarse a su literatura Realista-Fantástica (como la definió en su momento el crítico uruguayo Ángel Rama), señoras y señores, en el jardín de sus casas, con un ramo pequeño, como enseña el académico super-welter Carlos Monzón, tracen por favor una línea horizontal, escriban, arriba de ella REALIDAD y abajo REAL MISTERIOSO SOBRENATURAL HISTÓRICO-SOCIAL. Y… reflexionen. Visto que “la REALIDAD es una apariencia fenomenológica y lo REAL está por debajo de ella y contiene lo fantástico que puede emerger en cualquier instante a través de vasos comunicantes, poros y galerías”.

• Con el mismo ramo tracen un triángulo y en cada una de los vértices escriban: JUEGO REVOLUCIÓN EROS. Y… reflexionen. Les doy una pista, pues esto es de la cosecha del crítico peruano José Miguel Oviedo que los reputa los tres elementos constitutivos y motores de toda la obra del cronopioJulio famaCortázar que sin duda está muy, pero muy cercano a Borges mas sin embargo se distancia de él por la personalización del imaginario. Pues: “Si Borges trama sus fantasías bajo la sospecha de que el mundo real es una imaginación Cortázar casi nunca se separa de la realidad física”.

(antes de proseguir, traduzco para entendernos)

“Lo que hace [Cortázar] es demostrar que bajo la apariencia ‘normal’ y cotidiana del mundo se esconde un mundo monstruoso, maravilloso, aterrador o impredecible. Si sueña con unicornios u otros animales imposibles, esas criaturas ocupan espacios tan reales como un ascensor o una cocina o una casa entera”. 

 

  

 etc., etc.

• Imposible dejarlos en suspenso, sin una docta e inspirada ‘exégesis’ de pocas líneas que le dedica el mítico Tesoro de la Juventud redactada por el astrólogo de los pavos reales, Clarísimo Prof. Juan de Dios Botirolik: 

Pre-Scriptum: Rayuela, novela del género realista fantástico sostenido, escrita en clave hermética por el ‘pibe’ Julio Cortázar, hermeneuta mayor del boom patrocinado por S.M. D. Juan Carlos de Borbón, ¡Muera la monarquía, viva el Rey!. Gracias al respeto demostrado por su autor a las normas de la transnacional opusdeista Voz Católica, ampliamente renovado Tribunal del Santo Oficio, con sedes suramericanas en Bogotá y Bs. Aires, quien, una vez absueltos los tejemanejes de los tribunales de censura recibió el Nihil Obstat, el susodicho escritor, por votación con sufragio universal sin papeletas, alcanzó reconocimiento y fama mundial.

Scriptum: Trátase de cuasi tragicomedia lúdica totalizante, taquigrafiada en 480 páginas con cronotopos absolutamente originales. Así como acontece con los tiernos párvulos que, en el juego dibujado con tiza en el piso, saltan de la Tierra al Cielo, empujando una cáscara de banano, los agobiados personajes y los ignorantes lectores saltan de un mundo a otro. En palabras sencillas, todo el mundo real, ficcional o imaginario, se desplaza de la realidad a lo real, en medio de cenestésicas atmósferas, metaforizadas paradigmáticamente, con las cuales la instancia narradora explora sutiles entramados tardo post humanistas, los cuales hacen que la novela hierva en medio de saturadas y palpitantes catálisis e isotopías supra diegéticas, amañadas en códigos orgiásticos, musicales, pornográficos, verbales y etc., logrando con extrema sabiduría narratológica concretizar esta amplia historia en busca de autor, aunque sin plot y sin discurso, expeditamente lujuriosa y pasional, interpretada polifónicamente apelando a los innovadores estamentos dialógicos elaborados con signos que estructuran prolexis, analepsis y catarsis, con que se ordenan las aristotélicas unidades de la tragedia exasperadas ad infinitum en un código fantasmagórico y cómico. Destacanse la estructura infinitesimal y minimalista, ora tersa, ora despampanante como la mansa explosión del Popocatépetl, la fantasía sin abismos de los tahínos en Miami, el polícromo y aséptico flujo de las elipsis, el inédito constructo espacio-temporal, el lenguaje super trendi veladamente hipotextual asimilado con sobriedad del plurienal rococó jesuítico del comandante en jefe Fidel, los agudos estilemas sofoclianos usados para matizar sin pesadumbre la esperpéntica elaboración de los encajes icásticos, los cuales resaltan el uso tassiano de los tiempos verbales, la universalidad bachtiniana de las pulgas porteñas, la globalización lacaniana de los ronquidos parisinos, puntualizando el aproximado español porteño con inflexiones oxfordianas, y no último, las sádicas, atmósferas de lunapark, que vinculan los paratextos al séptimo arte y actualizan el titánico pensamiento de Monsieur Cuhautemoc. Julio, así es el nombre de pila del autor, trasegó entre cajas chinas el desorden kantiano de dos índices de lectura propuesto por este Pavarotti de la narración supra poetada, y permiten catalogar Rayuela tímidamente como teorizará en un futuro el fabuloso fabulista de TconZero, Archetipius Echus, “Obra Cerrada”. Personajes principales: Oliveira, La Maga, Morelli, Talita, Traveler, Fulano de tal, El jazz cold, la Puta vida y otros más, fifty&fifty apocalípticos e integrados, etc. , etc.

Post Scriptum: lectura apta para menores. Aconsejase para los posibles cómplices adultos una papeleta de lsd. Prohibido terminantemente el uso de condón”.

No olvidaba, pero tampoco sabía en qué momento traerlo a cuento, y aunque parezca cuento chino les cuento – pues es tan significativo como sus panfletos y pasquines – que el ‘pibe’ Cortázar, como le consta a medio mundo, no escatimó energías para apersonarse de las alegrías del mundo, sobre todo del Tercero. Sus posiciones filosofales y bancarias de extrema dificultad (fíjense que sí fue un peligroso comunista) irritaron al otro medio mundo, sobre todo porque como cronopio auténtico, usó su fama y su talento de fabulador, para denunciar tanta barbarie y osó condenar a los hijos putativos de Perón (el mismo del comienzo), ¿los recuerdan? Sí, dear ladys and gentleman, esos chafarotes que, en los años de las últimas dictaduras australes (1976-1983), pues ahora son duras dictablandas neoliberales, torturaban con picanas en el sexo a mujeres y hombres, apagaban colillas de cigarrillo en los pezones de hembras y varones, bañaban en albercas saturadas de excrementos humanos a jóvenes, adultos y ancianos, estupraban indistintamente sin distinción de sexo, edad, raza o credo, desparecían a los recién nacidos. Esos mismos milicos que impunemente y con las sustanciosas ‘ayudas’ militares de la Cooperación Internacional, erogadas por la Cámara de los Lord y de las transnacionales ruso-alemanas, botaban desde los aviones Hércules de la Boeing a la gente en el mar para no dejar rastro. Sí, es verdad: Cortázar, militante sin carnet, defendió acertando y equivocándose, con ingenuidad o juicio, pues era un cronopio sin don de la infabilidad, como sí lo tiene su compatriota Francesco (el de Buenos Aires que trafica en Roma), las causas de proletarios y revoluciones (Caobana y Nicanahuac, ¿les dice algo?) y su activismo político fue hasta que se fue, y nunca se negó a exponerse en primera persona contra cualesquier forma de (in)justicia.

No quiero abusar de la paciencia y el estómago de los lectores con el exagerado uso de cronopioJulio y famaCortázar. Por favor, vean qué sobrada razón tengo para hacerlo, pues chiste de cómico varado aparte, la autorizada voz del cronopioItalo Calvino en 1971 escribía para prolongar precisamente Storie di cronopios e di fama de Einaudi:


… il mio discorso bipolare non tende ad altro che a preparare l’entrata in scena dei due cortei contrapposti quelli dei cronopios e dei famas, due genìe d’esseri danzanti e pullulanti, o categorie antropologiche primordiali, che sono la creazione più felice e assoluta di Cortázar; o meglio: a preparare la nostra entrata in un universo totale, con una sua lingua, suoi miti e riti e valori e codici, in cui i cronopios e i famas incarnano con movenze di balletto due opposte e complementari possibilità dell’essere”.

No lo digo yo, que a mala pena chamullo y, por si los nec, lean el artículo que publicó en La Repubblica, el 14 de febrero de 1984.

Los invito pues, una vez estén bien acomodados en la poltrona preferida, a media luz los dos, Lady bee good de Charlie Parker – https://www.youtube.com/watch?v=a8iRNfFTRgY – en el estéreo, Rex tirado a sus pies, babuchas calientitas, un excelente Malbec tinto bien añejo, recomiendo 1951, 1963 y 1969 (las fechas son una pura coincidencia) frente a una pantalla en blanco o, con (de manera muy comunista), Pop Corn y Coca-Cola helada a la mano porque It’s the real thing. Pinchando el enlace que ahí les anoto http://cronopiocortazarcentenario.inc les llegará a sus manos tele-transportado por cuenta mía y de Cronopius Julius Versificatur Australis el mismo Fanta-Caleidoscopio que usó él para redactar sus inexistentes crónicas de humo. Este, les proyectará los garabatos mezclados con supersignos e infraletras y quedarán satisfechos, como también nosotros, que queremos mucho a los porteños (porque no lo fuimos el siglo próximo), pues el archiliterato imaginario, ‘Ché’ Julio Cortázar, es de ellos, y también nuestro y de todos. Ah, y ya que están ante la pantalla no dejen de leer ese pésimo ejemplo del cine italiano que es Blow-Up pues el ministro Antonioni ‘tradujo’ en película el cuento de cronopioCortázar «Las babas del diablo» y, si les parece poco, no dejen de soñar con Weekend, visto que el ceo Yean-Lucas Godard realizó ese cartón animado sobre el cuento de Juliofama «La autopista del sur». Si hacen el bis de Charlie Parker, les ruego, no macarticen el cuento «El perseguidor» (en Las armas secretas) pues el saxo/sexofonista es el malo del paseo.

Ver para creer, pues sólo leyéndolo por juego, tal cual se devela un enigma patafísico, tal cual hizo el alto poeta Antonin Artaud con Vincent Van Gogh, es el mejor modo de celebrar este centenario, animado por la banda municipal de Quilmes en contrapunto con Las Taradas, conjunto musical muliebre de proletarias sin revolución, de la Capital  Federal, https://www.youtube.com/watch?v=3nN3GgzWiss https://www.youtube.com/watch?v=FvqY88ar6RI, como también para mantener en vida la hermosa ficción que es el cronopioJulio famaCortázar, barroco como nunca y verraco como siempre, pues sin él, créanme, la literatura latinoamericana y mundial no tendría razón de ser. Ubu Roi segne Sie!

PS. No me dio tiempo para regresar como había prometido sobre “sin sexo y privado de erotismo” del segundo párrafo, pero por favor, mein damen und herren, ejercítense tal y como se ejercitó el cronopio-fama para filmar en nuestros corazones sus irrepetibles telenovelas de la imaginación y del olvido. God bless you.

 


[1]  FABIO RODRÍGUEZ AMAYA nació en Bogotá (Colombia), cursó estudios universitarios en Bogotá y Bolonia. Pintor y escritor, desde 1975 reside en Milán, es catedrático de Literatura Hispanoamericana y Director del Departamento de Ciencias del Lenguaje, Comunicación y Estudios Culturales en la Universidad de Bérgamo. En 1971 recibe el Premio Nacional de Arte en Colombia y en 1988 el Gran Premio Mundial de Grabado en Tuzla-Sarajevo. Ha realizado diez exposiciones individuales y ha participado en numerosas colectivas y bienales en América, Europa, Extremo y Cercano Oriente. Ha publicado un centenar de ensayos y diez monografías y libros de crítica literaria; asesor de diversos editores italianos, ha preparado la edición de más de 45 escritores latinoamericanos (incluida la edición bilingüe de la poesía de Álvaro Mutis, Summa di Maqroll il Gabbiere (Turín, [1993] 1998). Entre sus libros cabe citar: Ideología y lenguaje en la obra narrativa de Jorge Zalamea (Bolonia 1995), D'oltremare: venticinque scrittori iberoamericani (Milán 1996); La obra de Marvel Moreno (con J. Gilard, Viareggio 1997); De MUTIS a Mutis. Para una ilícita lectura crítica de Maqroll El Gaviero, (Viareggio 1995, 2000); Reencuentros con Borges. Per speculum in aenigmate, (Bérgamo 2006). Sus más recientes publicaciones como co-autor y editor son: Plumas y Pinceles I - La experiencia artística y literaria del grupo de Barranquilla en el Caribe colombiano al promediar del siglo XX (Bérgamo 2009) y Plumas y Pinceles II - El grupo de Barranquilla: Gabriel García Márquez, un maestro - Marvel Moreno, un epígono (Bérgamo 2008). Es uno de los tres coordinadores de la edición italiana de la Obra completa de Jorge Luis Borges para Adelphi de Milán. De 2009 es su última exposición de pintura, dibujo y grabado, la antológica personal.