Roberto Juarroz


        Roberto Juarroz (Argentina, 1925 - 1995)


Poeta, ensayista, bibliotecario y crítico literario. Uno de los autores capitales de la poesía latinoamericana del siglo XX. Miembro de número de la Academia Argentina de Letras. Recibió diversos reconocimientos entre los que figuran: el premio Esteban Echavarría en 1984, el premio Jean Malrieu de Marsella en 1992, y el premio de la Bienal Internacional de Poesía, en Lieja, Bélgica, en el mismo año. Su obra está reunida bajo el título Poesía Vertical (14 volúmenes) y ha sido traducida a diversos idiomas. De sus ensayos destacan: Poesía y creación (Diálogos con Guillermo Boido); Poesía y Realidad; Poesía, literatura y hermenéutica (Conversaciones con Teresita Saguí).  

 


 

 


ALGÚN DÍA ENCONTRARÉ LA PALABRA…

Algún día encontraré una palabra
que penetre en tu vientre y lo fecunde,
que se pare en tu seno
como una mano abierta y cerrada al mismo tiempo.

Hallaré una palabra
que detenga tu cuerpo y lo dé vuelta,
que contenga tu cuerpo
y abra tus ojos como un dios sin nubes
y te use tu saliva
y te doble las piernas.
Tú tal vez no la escuches
o tal vez no la comprendas.
No será necesario.
Irá por tu interior como una rueda
recorriéndote al fin de punta a punta,
mujer mía y no mía
y no se detendrá ni cuando mueras.

 

 

 

HAY UN MOMENTO…

Hay un momento
en que uno se libera de su biografía
y abandona entonces esa sombra agobiante,
esa simulación que es el pasado.

Ya no hay que servir más
la angosta fórmula de uno mismo,
ni seguir ensayando sus conquistas,
ni plañir en las bifurcaciones.

Abandonar la propia biografía
y no reconocer los propios datos,
es aliviar la carga para el viaje.

Y es como colgar en la pared un marco vacío
para que ningún paisaje se agote al fijarse.




CALLAR ALGUNOS POEMAS…

Callar algunos poemas,
no traducirlos del silencio,
no vestir sus figuras,
no llegar ni siquiera a formarlas:
dejar que se concentren como pájaros inmóviles
en la rama enterrada.

Solo así brotarán otros poemas.
Solo así la sangre se abre paso.
Solo así la visión que nos enciende
se multiplicará como los panes.

Los poemas acallados
nos prueban que el milagro es siempre joven.
Y al final, cuando todo enmudezca,
tal vez esos poemas
hagan surgir también otro poema.