La crisis del agua en Iberoamérica

Por Carlos Marques *
(Sao Paulo, Brasil. OM)


Mientras España ha sufrido en 2005 la peor sequía de los últimos 60 años, América Latina con sus innumerables ríos posee agua en abundancia, el agua que España y otros lugares del mundo darían la vida por tener. Pero, por abundancia o escasez, el agua en Iberoamérica ofrece un panorama de crisis.

Desierto del SaharaLa expansión del Desierto del Sahara se ha devorado todo el norte de África y lleva más de 300 años penetrando a España por Andalucía. Este proceso se ha acelerado en el último siglo por obra del cambio climático, la expansión del Sahara y la industrialización del país. España tiene 23 millones de hectáreas (el 46 por ciento de su territorio) que sufren de una fuerte erosión y corren el riesgo de convertirse en desierto. Según la ONU, el 66 por ciento de España es "árida, semiárida o subhúmeda seca"; en otras palabras, todo este territorio está en peligro de desertificación. El ministerio español de Medio Ambiente afirma que, por causa de la erosión, España pierde 12 toneladas de suelo por hectárea anualmente. Es tierra que se la lleva el viento y los ríos.

El contraste no puede ser mayor si se compara la península Ibérica y América Latina en materia de agua. Mientras en la península las sequías representan la mayor amenaza, los riesgos principales en Latinoamérica radican en el fenómeno contrario: el desbordamiento de los ríos en épocas invernales. La mayoría de los ríos latinoamericanos se desbordan de sus cauces, y aunque en muchas ocasiones causan tragedias a los habitantes de sus riberas, estas anegaciones llevan nutrientes del río a las sabanas y los valles, y expanden la vida a lugares insospechados.

Presa de ItapúLatinoamérica es una región de ríos monumentales. Sólo el Amazonas transporta una quinta parte del agua fluvial del planeta. Pese a esta impresionante riqueza fluvial, el potencial hidroeléctrico de Latinoamérica está restringido a escasas regiones, tanto por la escasez de recursos económicos como por las dificultades geográficas para sacar el mayor provecho de este recurso. La represa artificial más grande para la generación de energía es Itapú, ubicada en el triángulo conformado por Brasil, Paraguay y Argentina.

Suramérica posee el 26 por ciento de los recursos hídricos del planeta para abastecer apenas al 6% de la población mundial, pero en los últimos años numerosos especialistas vienen advirtiendo sobre una posible guerra por el agua. Hay quien ya habla de probables conflictos bélicos por la apropiación del agua, pues aunque es muy abundante, no llega a todos los latinoamericanos.

El argentino Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz 1980, asegura que "ya está en marcha" una guerra por la apropiación del agua en América Latina, donde las posiciones más agresivas las tienen las grandes compañías multinacionales asociadas a las élites de los países, con el fin último de sacar la mayor rentabilidad al agua y restringir su acceso a la población más pobre.

El portavoz del Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de la UNESCO, Carlos Fernández, indica que el problema radica en que en América Latina y el Caribe la distribución en el tiempo y espacio no es apropiada y 60 millones de personas no tienen acceso al agua potable, según cifras oficiales de la UNESCO.

SequíaEn Centroamérica, la mitad de la población carece de acceso al agua potable. Allí casi el 90% del agua proviene de reservas subterráneas, que están amenazadas por la alta tasa de deforestación, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

Buscando soluciones, muchos gobiernos latinoamericanos optaron por la privatización y, si bien con ello se amplió el aprovisionamiento de agua, la corrupción de los sectores privado y público ha hecho degenerar el manejo y la distribución el agua en abusos de tarifas. En Bolivia, la privatización del servicio de suministro y saneamiento produjo un alza de las tarifas que desataron las protestas la población, lo que obligó al Gobierno, en dos ocasiones, a cancelar el contrato con la empresa concesionaria.

La abundancia de agua en Latinoamérica, y la grave carencia de este recurso en la península ibérica y en otros países, ha desencadenado la idea de que América Latina podría "exportar agua" y convertir ese sector en una fuente importante de divisas. Carmen Revenga, experta de recursos hídricos de Nature Conservancy, dice que "exportar agua puede ser difícil en esta región por toda la infraestructura que requiere un proyecto tan ambicioso", y el especialista de la UNESCO, Carlos Fernández, asevera que "no tiene sentido pensar en exportación por los costos y porque formalmente sería muy difícil pensar que un país exporte agua".

Sin embargo, el propio Fernández admite que América Latina ya exporta "agua virtual", es decir, el agua contenida en productos, como los cítricos y otras frutas y verduras, vendidas en grandes cantidades principalmente a Europa.

Lo cierto es que la mala gestión del agua por parte de los gobiernos de Latinoamérica, y la acción expansiva de empresas privadas por controlar este recurso, hacen prever a algunos analistas que se producirán conflictos, incluso bélicos, entre los gobiernos y los pueblos, entre países y entre las empresas privadas y los pobladores de la región, en el mediano y largo plazo.

Según Fernández, América Latina no tiene una verdadera conciencia de la riqueza hídrica que posee y esto ha llevado a los gobiernos a cometer grandes errores y a no tener una "visión de futuro" sobre este recurso. El temor de los ambientalistas es que la deforestación de las selvas y la avaricia de las empresas privadas acaben con el agua de Latinoamérica, que es la gran reserva hídrica del planeta.

Acuífero GuaraníPor eso los ecologistas dicen a grandes voces que jamás hay que olvidar que América del Sur es la reserva mundial de agua y cuenta con el Acuífero Guaraní, compartido por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, que abarca alrededor de 1.200.000 kilómetros cuadrados y puede en teoría abastecer a cerca de 360 millones de personas. También contiene la Cuenca Amazónica, la reserva de agua dulce más importante del planeta, y las cuencas del Orinoco y del Río de Plata. Agua en abundancia, para no dilapidar. Agua fresca sin contaminación, el agua que España y el resto del mundo darían la vida por tener.


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* CARLOS MARQUES. Sao Paulo, Brasil. Periodista.



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15 de septiembre de 2005

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