ÓMNIBUS- Nacho, nos llama la atención que después de tu larga experiencia cultural en internet hayas decidido editar el libro tradicional ¿Porqué la apuesta por el papel? ¿Se está convirtiendo éste en un elemento romántico?
Nacho Fernández - Si, romántico y sutil. Estamos encontrando para la editorial la buena acogida que nos brinda la revista, intentamos hacer algo diferente, rescatamos títulos y jugamos con escritores con más riesgo, creo que eso es hacer buena cultura en la Red o fuera. La apuesta en papel surge de una necesidad, mi primer proyecto hace 5 años fue montar una editorial, me dijeron que estaba loco y a lo mejor por eso monté Literaturas.com parecía un medio nuevo, inexplorado y todavía virgen, mucho mas autogestionario que la edición donde hay que coordinar muchas piezas para que la cosas salgan bien. Para mi fue mas fácil crear la revista digital aunque lleva un trabajo intenso y constantes de coordinación, de respuesta, de calidad. La editorial nace con dos condiciones, que nuestros libros solo se puedan adquirir a través de Internet en nuestra web - factor de exclusividad- y recupera títulos que tuvieron mala suerte. Queremos estar entre la minoría global.
OM - ¿Porqué crees que continúan teniendo vigencia las ferias internacionales del libro? ¿Se resisten las editoriales a perder el manejo tradicional de la palabra escrita?
N.F. - Las ferias son un complemento de toda la industria del libro. Son necesarias porque son puntos de encuentros estratégicos y en ellas se encuentra la posibilidad de adquirir títulos que "puerta a puerta" cuestan más y es más complicado encontrar. Hacen de foco, de luz puntual para iluminar a las otras editoriales. Las grandes no lo necesitan realmente al estar trabajando día a día con grupos editoriales internacionales, pero para las pequeñas es un lugar muy interesante.
OM - Tanto Frankfurt como Guadalajara (México) son las ferias que aún toman el pulso al negocio editorial ¿crees que esto cambiará en algún momento?
N.F. - Es difícil que cambie, son puntos referenciales de los profesionales y deben estar ahí, deben existir, si no, estoy seguro que alguien los inventaría. Puede que cambie la forma de relacionarnos en el futuro, pero es seguro que existirán cosas interesantes que ver en estas dos grandes ferias. Sin duda Guadalajara es la mayor exposición de nuestra lengua y por eso apoyar esta feria es fundamental, el mundo anglosajón es muy coherente y busca muy bien sus salidas editoriales, es lógico que con el potencial de nuestro idioma y no necesariamente haciéndolo desde España, la FIL sea una respuesta muy adecuada y certera para nuestros intereses, aunque lamentablemente América Latina no este en las mejores condiciones económicas.
OM - ¿Se sigue encontrando el autor desasistido y en manos de los grandes monopolios editoriales?
N.F. - Depende a qué llamemos autor desasistido. Creo que los autores tienen ahora maneras de defenderse, o bien a través de las asociaciones y entidades de gestión o los bufetes profesionales. Ya nadie firma locamente, cada autor va a su abogado, consulta o se informa de sus derechos a través de las entidades de gestión. La apuesta de las editoriales -exceptuando las vacas sagradas- también es arriesgada, hay mucha competencia, muchos nuevos títulos, cada vez menos soportes interesantes para la promoción, menos librerías... Es un cúmulo de circunstancias que introducen elementos de fricción entre autores y empresas editoriales, porque cada uno quiere sentirse respetado en su ámbito, el escritor en sus derechos, el editor con sus obligaciones de mercado y su cuenta de resultados.
OM - El autor en la actualidad tiene un enlace más directo con el editor. Con las llamadas Nuevas Tecnologías (que ya están pasando a ser "adultas") ¿sigue teniendo sentido la función que hasta ahora cumplían los agentes literarios?
N.F.- La figura del agente literario ha cambiado, no es alguien que es buen lector, conoce y profundiza en la obra de un autor, y es capaz de ponerse de rodillas delante de un editor porque cree en su representado. Ahora el agente es un lobbysta mas, igual que un comercial, un corredor de bolsa o un asesor financiero. Hace lobby en las editoriales, en los premios, en las presentaciones, tiene una serie de representados que ofrece a cada tipo de editorial dependiendo de su línea de publicación. Serán necesarios porque sustituirán a los lectores profesionales de las editoriales, los agentes traen la criba hecha de manuscritos y nombres, dan una cierta garantía en las posibilidades del producto. Claro que así es difícil descubrir gente nueva, los mismos agentes rechazan a escritores que ellos no ven como un buen producto potencial para ofrecerlo editorialmente.
Creo que cambiarán de nombre. A mí me gusta decir que son personas que presionan para conseguir lo mejor para su representado. Un buen contrato, un buen premio, colaboraciones en prensa, conferencias ... La figura del agente pasará a convertirlo en un relacionista público del escritor, que no solo velará por sus intereses literarios sino que será además un asistente personal para conseguir colaboraciones aparte de las estrictamente literarias, programas de radio, televisión, revistas, jurados, profesor... Si el escritor es capaz de desenvolverse mediáticamente, el resultado en ventas y proyección es atractivo para la editorial. Otra cosa es que pensemos que el escritor no es un showman, cierto, habrá quien no sea así y quien lo sea, ¿es malo lo uno?, ¿es bueno lo otro? Pues depende, como siempre. El libro es cada vez menos un producto cultural y pasa a ser industria pura y dura.
