DIMITRIS ANGELÍS

        DIMITRIS ANGELÍS (1973)

Poeta, ensayista, crítico y traductor, nacido en Atenas. Doctor en Filosofía y Director de la revista literaria Nea Efthini (2010-2013: núm. 1-16) y actualmente de la revista Frear (Pozo). Ha publicado 6 libros de poesía, 3 estudios filosóficos, un ensayo sobre el arte de la escritura y otro sobre la poesía, así como numerosos ensayos y críticas literarias. Ha traducido a autores ingleses, franceses y, sobre todo, españoles. Su libro Aniversario ha sido premiado por la Academia de Atenas (Premio Porfyras) y fue finalista del Premio Nacional de Poesía. 

 

Enlace Centro Nacional del Libro de Grecia (EKEBI)  |  Enlace Sociedad de Autores Griegos

La página web de la revista literaria que dirige y edita, Frear 



EL TEMA DEL RECONOCIMIENTO Y UN DISFRAZ

Esperaba árboles a mi regreso, encontré serruchos oxidados,

tizones y a un perro viejo de río al que llamaban Laertis

nadando desfallecido en el fango.

«No me reconozcas», me alcanzó a decir, «porque entonces tendría que

morir de inmediato». Mejor

que en mi lugar se pierda Argos, de todas formas nadie se va

a dar cuenta

puesto que ya no existe Agamenón y acabamos como ingrata

villa

llena de oscuros bares de copas y desolladeros

en los que las alcantarillas riegan sangre contaminada».

 

Entonces comprendí que algo había sucedido y que el mito había cambiado,

Argos se había convertido en ciudad desdentada, Laertis en perro

callejero

y yo había regresado sólo para anunciar la soledad de ambos,

poniéndome de manera fatalista en las mismas manos indignas

(las mías), acechando casas mudas

con lavabos llenos de colillas, cuadros acuchillados en las paredes

 y estatuas destruidas en los atrios,

con la fotografía de una tal Circe guardada en la cartera

y teniéndome que enfrentar a los pretendientes

que tramaban conspiraciones contra mi vida.

 

Por eso, esta noche he prometido tu cabellera al río Esperqueo, sensible

hija mía,

y te he bautizado, delante de los iconos, Telémaco. Y mañana

pasearemos juntos por los barrios de peor reputación para que

conozcas tú también

cuán triunfalmente silba como víbora el silencio

en los laberintos y en las insaciables tumbas derrotadas

donde crecí,

qué injustificado sería mi regreso

si no existieras

 

el duelo que nos hace hombres.


 

DONDE DON QUIJOTE DECIDE MORIR

Aquel día lo distinguí de los otros

Lo llevé conmigo desde por la mañana, lo arrastré hasta mis embarrados

                lugares que antes eran bosques.

Le tiré con desprecio piedras como si fuera un perro callejero,

                lo ahogué dos veces en el río

Y lo dejé tendido en las ramas desnudas de un árbol para que

                goteara su ira sobre la noche.

¿Qué noche? Pues una que corresponda al triste

Ropaje del infeliz, del hombre peor formado

Que sigue delirando mientras anda, sabiendo que realiza

                una hazaña

Y abraza las rodillas de los transeúntes y emborracha su día para

olvidar

Los molinos de viento del día anterior, la promesa de una ínsula propia,

                sus risas tras las puertas;

Cerradas con llave siempre e inaccesibles a mí las puertas

del paraíso, por eso a este día

Lo subí a la ventana y le pedí que se tirara del tercero a la calle

Que no sirve ya vivir si no hay

Sueños destinados al fuego, un foso blando de arena para

tus caídas y las cartas diarias

Al Padre.

 

 

TARKOVSKI

Esto no me lo enseñaste nunca, madre,

¿cómo invocan a un muerto para que no se arrastre hasta tu puerta

por las noches? Te morías por las cuestas de Égina

y no decías nada. Pintando con tu sangre al Santo Jorge

matando al dragón. Vomitando dolores

en balnearios solitarios. Y allí soplaba. ¿Cómo pasar la vela

al otro lado sin que se apague? Futuro no tenías ninguno

con aquel cuerpo frágil.

 

Gente desconocida se presentó hoy de imprevisto

a reclamar tu amistad en medio de las tumbas. Se ennegreció

el sendero de grava por el fingimiento de sus penas,

                hilos invisibles

movían inconscientemente los pasos de todos tras el féretro.

Coronas de flores muchas, selecto sin embargo el duelo. Y el sol

deslumbrante sobre las cruces y los mármoles

te entregaba purificado de nuevo

a tu nevada morada rusa, aquella

 

que un día te había rechazado.




Bibliografía en español:

  • Angelís, Dimitris, “En los archipiélagos de la poesía griega”, Rev. Minerva 15 (2010) ; publicado también por Círculo de Poesía.
  • Dimitris Angelís, Aniversario. Prólogo y traducción de Virginia López Recio. Granada: Valparaíso Ediciones, 2014. Se trata de una antología de su obra que incluye su libro Aniversario y el poema 1989, de su libro Confirmando la noche

CRÍTICAS: 

 

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