Carlos García (Hamburg)3

HUIDOBRO Y EL ÍNDICE DE HIDALGO (1926)


Carlos García (Hamburg)


Una de las más importantes antologías de poesía hispanoame­ricana de la década de 1920 fue el
Índice de la nueva poesía ame­ricana (1926) de Al­berto Hidalgo.

Aun­que en la portada se anuncia claramente que el volumen contiene un “pró­logo” de Hidalgo, Huido­bro y Borges, se ha su­puesto errónea­mente que la selección fuera obra de los tres, y no falta quien elo­gie el buen tino de Hui­do­bro o de Borges al adoptar a este o a aquel autor.

Así, se atribuye a Huidobro el mérito de la in­clu­sión de ciertos poetas chi­lenos. Dice, por ejemplo, Cedomil Goic:[1]

Huidobro es obvia­mente el que recoge en el Índice de la nueva poesía ame­ricana (Buenos Aires, 1926) los nom­bres de Fenelón Arce, Rubén Azócar (1901-1965), Ángel Cruchaga Santa María, Ro­sa­mel del Valle, Pablo de Rokha, Hum­berto Díaz Casanueva, Juan Florit (1900-1981), Alejandro Gutiérrez, Manuel Hüb­ner (1905-1988), Juan Marín (1900-1963), J. Moraga Bus­ta­mante, Pablo Ne­ruda, Salvador Reyes (1899-1970), Alberto Rojas Giménez (1900-1934), y Ge­rardo Seguel (1902-1950), conformando la lista de poetas más nume­ro­sa por países de esa antología, per­te­ne­cientes todos a una misma generación.

Sin embargo, como aspiro a mostrar, nada más lejos de la verdad que esa atri­bu­ción tri­partita: la anto­logía fue se­lec­cio­nada exclu­sivamente por Hi­dalgo.[2]

La parti­cipa­ción de Borges se redujo a un pró­logo, y la de Huido­bro, muy pro­bablemente, ni si­quiera a eso.

Paso a demostrar los asertos relacionados con el chileno (no me ocuparé aquí de la eventual participación de Bor­ges).

En la Fun­dación Vi­cen­te Hui­dobro (Santiago de Chile) se conserva la carta con la cual Hidalgo le solicitara a Huidobro un pró­­logo:[3]

 

Buenos Aires 11 de enero de 1926

Sr. Vicente Huidobro

Santiago,

Distinguido compañero:

Una madrugada en Madrid, creo que León Felipe nos presentó.[4] Usted no me re­cor­­dará. Yo sí lo recuerdo. Si no mediara esta circunstancia, igualmente le es­cri­biría.

Florit[5] le dirá a usted que estoy por publicar una antología de toda la poesía ame­­ricana de van­guardia. Espero que este libro tendrá una reso­nan­cia intercon­tinental. Va a resultar una revelación para Europa.[6] Te­ne­mos poetas de izquierda tan bue­nos como los mejores de Francia.[7] Deseo que usted escriba un ca­pítulo del pró­logo.[8] Por su obra personal primero, por los dis­cípulos que ha hecho y luego por lo que significa den­tro de la lírica española como solución de una época lite­raria: el ru­be­­nis­mo, que usted echó por tierra,[9] por todo eso, quiero que usted escriba unas páginas del prólogo, que así tendría tres ca­pí­tulos; los otros dos lleva­rían mi firma y la de Jorge Luis Bor­ges, argentino. Pero hay otra ra­zón también que me mueve a pedirle esto: que Chile es uno de los primeros países que en América van a la ca­beza del arte nuevo. Salen de ahí acaso los me­jores poetas actuales. Usted debe decir unas palabras en la cabeza del libro. El espacio que quiera y para decir lo que quie­ra. Pero que sea pronto. Mándeme su parte, certi­ficada, a esta direc­ción: Ventura Bosch 6740. De los poetas más im­por­tantes apa­recerán 10 composi­cio­nes. Me faltan de usted 3 para en­te­rar la cifra. Mándeme Ecuatorial, que es de donde quiero tomar unas que ya no me acuerdo de memoria. O cosas iné­ditas, si le parece mejor. Pero mándeme siem­pre Ecuatorial.[10]

Le renuevo el apretón de manos de aquella noche en Madrid.

Alberto Hidalgo

 

El contenido de la carta per­mite deducir que Hidalgo ya había hecho el tra­bajo de selec­ción. Por cierto, el libro estaba planeado, a más tardar, des­de mitad del año anterior, según se des­prende de una carta del es­critor peruano Luis de la Jara a Hi­dalgo,[11] del 12 de agosto de 1925:[12]

 

Al llegar de Lima, hace pocos días, me he encontrado con su carta anun­ciándome el envío de su libro[13] y la próxima aparición del Índice de la nueva poesía ame­ricana, para la que le deseo y auguro todo éxito. 

Nada confirma que Huidobro respondiera a la misiva de Hidalgo arriba repro­ducida. Ello no es sor­pren­dente, puesto que Huidobro tenía por es­tas fechas preocupaciones más acu­ciantes. Había regresado a Chile en abril de 1925; a partir de allí y por un año, vi­viría una etapa agitada tanto en lo público como en lo privado. Des­de me­diados de 1925 venía des­a­rrollando una campaña po­lítica, que conllevó toda una serie de situaciones espec­­taculares, re­gis­trada por la prensa chilena: candida­tura a la pre­si­dencia del país, clau­sura de su perió­dico, fundación de uno nuevo, aten­tados contra su vida... Para­le­lamente, su ma­tri­monio atravesó una grave crisis, ya que se había enamorado de otra mujer (Xi­mena Amunátegui), que se convertirá en su segunda esposa tras una fuga es­pec­tacular que causó conmoción en Santiago. En 1926, Huidobro pasó nueva­mente a Europa. Por todo ello, es altamente impro­bable que estu­viera de áni­mo o en condi­ciones para responder a la carta de Hidalgo, sobre todo ya que, de tener alguna noticia literaria suya, procedería de España no existe (1921) o de algún otro de los li­bros en que Hi­dal­go lo silenciara o lo mal­tratara desde comienzos de la dé­cada:

En España no existe (1921, 99; 2007, 102), Hidalgo había dicho: “el ultraís­mo ha ne­ce­sitado, para fruc­tificar, el rie­go de un americano, de un poeta de América, aunque no de los mejores: el señor Vicente Huidobro”.

Ya antes, en Muertos, heridos y contusos (1920, 143; 2007, 41), Hi­dal­go ha­bla despectivamente de Huidobro, al narrar su en­cuentro con Rafael Ca­nsinos Assens. En España no existe (1921; 2007, 103), y nuevamente en 1923 (en la “noticia” final de su libro quí­mica del es­píritu) habla de Pierre Reverdy, no de Huidobro, como fundador del crea­cio­nismo, opinión que, de haberla conocido, hubiera ofuscado a Hui­do­bro...

Además, en ninguno de los dos archivos que conservan material póstumo de Huido­bro he en­con­trado constancia alguna de que el chileno res­pondiera a Hidalgo o hubiera man­te­nido contactos posteriores con él.[14]

Dos libros de Hidalgo figuran en la biblioteca chilena de Huidobro: quí­mica del espíritu (1923), dedicado “A Vicente Huidobro. Cardíaco recuerdo de su compañero y amigo / Alberto Hidalgo / Bs As 926”, y Simplismo (1925), dedicado “A Vicente Huidobro, con un fuerte abrazo por encima de los Andes / Alberto Hidalgo / Bs As 926”. Pero no hay ningún ejemplar del Ín­dice en los archivos de Hui­do­bro.[15]

Puesto que ambos libros tienen dedica­torias de 1926, puede supo­nerse que fueron ad­jun­­tados a la carta antes citada, a modo de presentación.

Tampoco fueron finalmente diez los poemas de Huidobro recogidos en el libro, ni fi­gura en él nada de Ecuatorial, a pesar del expreso requerimiento de Hi­dal­go.[16] Todo coincide en sugerir, pues, que Huidobro no remitió poema alguno.

Los poemas de Huidobro recogidos en Índice, proce­den, con una sola ex­cepción, de los libros Horizon carré (“Media noche”, “Paisaje”), Tour Eiffel (“Torre Eiffel”), Poemas ár­ticos (“Hijo”, “La senda era tan larga” [en rea­li­dad, una parte de “Balandro”], “Cam­pa­nario”),[17] Automne régulier (“Estío en sor­dina”, “Océano o dancing”) y Tout à coup (“22”).[18] La excepción es la prosa poética titulada “Poema”, que apa­re­ció en el segundo nú­mero de la revista Ariel (San­tiago de Chile), el 25 de agosto de 1925. La de Índice es la única publica­ción de este texto en libro. Huidobro no lo reedi­tó, pero sí dio a la im­prenta una va­riante, en 1941, en Ver y palpar (1923-1933), bajo el título “Pa­no­rama en­con­trado o revelación del mundo”. Lo novedoso del poema sugiere que Hidalgo se­guía de cerca los pasos de Huido­bro, y qui­zás la producción chilena en general; de hecho, los poetas chilenos que adopta en su antología son real­mente de los me­jores de la época.[19]

No veo resaltado o interpretado como corresponde un detalle pe­queño, aunque sig­ni­fi­ca­tivo: el texto de Huidobro que figura en el Ín­dice como parte II del pró­lo­go no era iné­di­to, como sí lo eran el de Borges y el del mis­mo Hidalgo.

Ese texto ha­bía apa­re­cido ya dos veces en francés, primero bajo el título “Manifeste peut-etre” en el tercer número de la re­vista huido­bria­na Créa­­tion (Pa­rís, febrero de 1924), y luego, ligeramente corre­­gido, en su libro Ma­ni­festes (París, 1925, 91-99). La ver­sión en Índice es la pri­mera en cas­tellano; no se menciona allí a quien lo tradujo.[20]

Creo legítimo postular, en vista de todo ello, que Huidobro no res­pondió al llamado del pe­ruano, que éste accedió al texto por otro conducto y que lo dio a luz, probable­mente, sin consenti­miento del chileno. Abona también esa tesis el llamativo hecho de que, hasta donde alcanzo a ver, Huidobro no menciona el Índice en ninguna de sus pu­blica­cio­nes ni en ninguna de sus correspon­den­cias editadas hasta hoy.[21]

Nada confirma, pues, que Huidobro respondiera a Hidalgo; menos aún, que con­tri­bu­yera activa­men­te a la elaboración del libro. Si acaso, restaría explicar la falta de protesta de Huidobro ante la utilización de su nombre en la portada.

Asimismo queda por aclarar de quién es la traducción del “prólogo” y de los poemas hui­do­brianos cuyos originales eran en francés. Conjeturo que fue hecha por Elvira Mar­tínez, la pri­­mera mujer de Hidal­go, traductora tam­bién de poetas cubistas fran­ce­ses de la época, como Pierre Reverdy, amigo primero, y luego rival de Hui­dobro.

Un tema lateral debe ser planteado: ¿es posible que Huidobro, indepen­dien­temente de su propia participación, propusiera a Hidalgo algunos au­tores chilenos? No parece ni pro­­bable ni necesario:

Por un lado, del pa­saje “De los poetas más im­por­tantes apa­recerán 10 com­­­po­si­ciones. Me faltan de usted 3 para en­te­rar la cifra” se desprende que Hidalgo ya había hecho su selección, tanto de los poetas como de las obras a incluir.

Por otro lado, nada se opone a la inclusión directa de esos poetas por par­te de Hidalgo. Hacia 1923-1925, varios autores chilenos habían publi­cado en ór­ga­nos de la van­guardia ar­gentina, donde gozaban de buena repu­tación, y donde Hidalgo bien puede ha­ber re­parado en ellos: Pablo Ne­ruda, Juan Marín, Cru­chaga Santa María (o Santa­ma­ría),[22] Jacobo Na­zaré, Salvador Reyes y Rojas Gi­ménez habían visto sus poemas en re­vistas de Buenos Aires (en la primera Proa, por ejemplo, publicaron Reyes y Ro­jas Giménez, y Roberto A. Ortelli re­señó el libro de Re­yes en 1923, quien a su vez reseñó por esas fe­chas, en Chile, Fervor de Buenos Aires, de Bor­ges). Reyes, Marín, Neruda y Rojas Gi­mé­nez habían publicado también en Mar­tín Fierro. Varios de esos autores pu­bli­caban tam­bién (a veces los mis­mos poemas) en revistas pe­ruanas leídas por Hidal­go, como Bo­le­tín. Edi­torial Titikaka, de Puno.[23]

También las relaciones personales entre autores de vanguardia de Ar­gen­tina y Chile eran, en general, bastante estrechas desde co­mienzos de la década. Ya en carta inédita de marzo de 1922 había escrito Borges a Gui­llermo de Torre: “Siguen arre­ciando las cola­bo­­­racio­nes de Chile y de pro­­vin­cias”.

Borges mismo mantuvo contacto epistolar con Sal­vador Reyes, Jacobo Na­zaré y con otros poetas jóvenes de Chile o ra­dicados allí, co­mo Rafael Yépez Alvear. Conocía, ade­más, la obra del chileno Gerardo Se­guel, inte­grante del Índice, ya que a fines de 1924 remitió a Rafael Can­sinos Assens un ejemplar de su Hombre de otoño.

Todo ello apunta a que la selección fue de Hidalgo, basada en su co­no­ci­miento directo de la literatura contemporánea chilena. Tampoco con­si­derado des­­de este ángulo es, pues, nece­sario postular la partici­pación de Hui­do­bro en la reco­pi­lación del Índice.

La crítica de la época (1926-1927) también dio por supuesto que el atra­bi­liario Hidalgo fue quien seleccionó los autores y el material.








A pesar del tiempo transcurrido desde que publiqué por primera vez estas ideas (2000-2005), no he hallado refutaciones que las invaliden.

Alberto Rodríguez González avanza en un ensayo de 2017 dos argu­mentos de peso en con­tra de la lógica que yo invoco.

El primero de ellos es inge­nioso: Rodríguez González hace notar que falta explicar de dónde pro­cede el epí­grafe antepuesto al texto de Huidobro en el Índice. Coincido en que sería importante aclararlo, pero no estoy en condiciones de hacerlo por el mo­men­to.

El segundo argumento de Rodríguez González no me parece válido (2017, 50):

el segundo problema es la declaración de un anciano Jorge Luis Borges, quien du­rante un congreso literario realizado en Chicago en 1982, en charla con el crítico René de Costa asegura que conoció personalmente a Vicente Huidobro no en Ma­drid o París, sino en Buenos Aires en 1926, durante una cena con motivo de la publi­ca­ción del Índice (De Costa, “Militancia” 65-66).

Sin embargo, después de escrito mi trabajo de 2005, René de Costa, coin­cidió en líneas generales con el juicio que allí pre­senté, según el cual el Índice fue obra exclusiva de Hi­dalgo. Agregó, ade­más, una interesante anéc­dota: al con­versar con Borges sobre el Índice, el argentino le habría relatado que “to­do fue obra de Hidalgo, que él, Borges, nada hizo, y Hui­do­bro me­nos”. Es decir, conviene, en esta y en otras ocasiones, dejar de lado recuerdos de Borges, y a cambio investigar los hechos y los textos di­rec­tamente.

Para cerrar el gran círculo trazado hasta aquí, remito al prólogo de Hi­dal­go. Leyéndolo atenta­mente, ya hubiera sido posible evitar el histórico malen­­ten­dido. Allí, Hidalgo dice claramente que él mismo ha sido el reco­pi­lador (1926, 7-8):

Bolivia no tiene representación en este libro debido a que en mis afanosos viajes por los mares del mundo no me he encontrado con sus costas. ¿Es que no existe? Del Paraguay sé que no conoce ni de oídas la palabra arte. Allí sólo se dan loros y yerba mate. Prometo remendar las ausencias en futuras ediciones, si aparecen poetas por ahí, o si hay alguno que, demasiado tímido, no ha emprendido viaje a mi conocimiento.

He suprimido datos biográficos y bibliográficos, para no hacer una antología de vulgaridades y ripios. Quien quiera éstos, cómprese cualquier libro de los poetas que nos preceden; quien necesite aquellos, pídalos a los autores: ahí están sus di­rec­ciones.[24] Espero que esto me lo agradezcan, además, las admiradoras.

Louis Aragon dice que toda antología es obra de conciliación. Esta viene a des­men­tirlo. Yo no me caso con nadie, lo cual es bastante lógico en un hombre que ya no es soltero. Aquí no sobra ningún mal poeta, y es probable que no falte nin­guno bueno. Más confieso que para hacer menos estruendosa la presencia de los mejores, he dilatado el vacío de los pésimos.

En su estilo petulante, Hidalgo se vanagloria, obviamente, de la selección que ha hecho. Si bien puede reprochársele algún defecto (por ejemplo, la exclusión de algunos países, y de poemas americanos en lengua brasileña, inglesa o francesa, así como el haber dejado fuera a las poetas), su obra constituye un hito insoslayable al estudiar el período de las vanguardias históricas, y es un aporte ineludible en las luchas por el canon.

(Hamburg, 25-XII-2017)


Bibliografía

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Morelli, Gabriele, ed. (con la colaboración de Carlos García): Vicente Huidobro: Epis­to­la­rio con Gerardo Diego, Juan Larrea y Guillermo de Torre, 1918-1947. Madrid: Residencia de Estudiantes, 2008 (Epístola, 7).

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NN: “Índice de la poesía americana. [sic] Prólogo de Alberto Hidalgo, Vicente Huido­bro y Jorge Luis Bor­ges”: Inicial 11, Buenos Aires, febrero de 1927.

NN: “Índice de la nueva poesía americana”: El Hogar, Buenos Aires, 30-IV-1926 (Noti­cias de nuestro mundo literario).

Peralta, Alejandro: “Alberto Hidalgo, Vicente Huido­bro, Jorge Luis Bor­ges. Índice de la nueva poesía americana”: Boletín. Editorial Titikaka 6, Puno, enero de 1927, 3 [Aparecido sin firma bajo la rúbrica “Glosario de arte nuevo”, donde también se co­mentan breve y elogiosamente tres libros de Hidalgo: Mi libro, química del espíritu y Simplismo. Reedición facsi­milar a cargo de Dante Callo Cuno. Arequipa: Cen­tro de Artes Gráfi­cas / EUNSA, 2004, 29.]

Portal, Magda: “Índice de la nueva poesía americana. Huidobro e Hidalgo”: Diario El Co­mercio. Edición de la tarde. Lima, sábado 13-XI-1926, 3; Álvaro Sarco, ed.: Alberto Hidalgo, el genio del desprecio. Materiales para su estudio. Lima: talleres tipográ­ficos, 2006, 278-280. [El tra­bajo de Portal, amiga de Hi­dalgo no contradice la hipó­tesis aquí postulada. Portal critica a Borges, en­sal­za a Hui­dobro y echa también de menos a Girondo.]

Rodríguez González, Alberto: “Vicente Huidobro, el proyecto universalista del creacio­nismo y el Índice de la nueva poesía americana”: Anales de Literatura Chilena 27, Santiago de Chile, junio de 2017, 47-68.

Roggiano, Alfredo A.: “La van­guardia en anto­logías. Pa­pel de Huidobro”: Re­­vista Ibe­ro­ame­ri­cana XLV 106-107, Pitts­burgh, enero-junio de 1979, 205-211 [re­produce en p. 207 la carta de Hidalgo a Huido­bro, del 11-I-1926, que he cotejado con el original].

Sarco, Álvaro, ed.: Alberto Hidalgo, el genio del desprecio. Materiales para su estudio. Lima: talleres tipográficos, 2006. [La más amplia recopilación de textos históricos y críticos sobre Hidalgo, de autores peruanos, argentinos y mexicanos.]

Schwartz, Jorge: Las van­guardias latino­am­e­ricanas. Textos programáticos y críticos. Madrid: Cátedra, 1991. [Reproduce en pp. 328-339, tras una breve introducción, el prólogo de Hidalgo, Huidobro y Borges.]

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Torre, Guillermo de (1927/02b): “Revista literaria americana”: Revista de las Es­pañas 5-6, Ma­drid, enero-febrero de 1927, 80 [mención del Índice como antología “recopilada por Al­berto Hidalgo”].

Torre, Guillermo de (1927/06a): “Revista literaria americana”: Revista de las Es­pañas 9-10, Ma­drid, mayo-junio de 1927 (entre otros libros, reseña las siguientes antologías poé­ticas: Va­lentín de Pe­dro: Nue­vo par­naso ar­gentino; Pedro-Juan Vignale / César Tiem­po: Ex­po­si­ción de la ac­tual poesía ar­gen­tina); menciona al pasar el Índice de Hidalgo).

Torre, Guillermo de (1927/06b): “Alberto Hidalgo: Los sapos y otras personas”: La Ga­ceta Lite­raria 12, Madrid, 15-VI-1927, 4 [incluye retrato de Alberto Hidalgo]; re­pro­ducido par­cialmente en Alberto Hidalgo: Cuentos. Edición de Álvaro Sarco y Juan Cuenca, con notas de los mencionados y de Carlos García. Lima: talleres tipo­grá­ficos, 2005, 114.



[1] C. Goic: “La poesía de Vicente Huidobro”: www.edu­car­chile.cl/me­dios/2004050318­29­53.pdf.

[2] Expresé esa opinión ya en C. García 2000, 135. Aquí la fundamento de manera más detallada.

[3] La misiva ya fue citada en Alfredo A. Roggiano: “La van­guardia en anto­logías. Pa­pel de Huido­bro”: Re­­vista Ibe­ro­ame­­ri­cana XLV.106-107, Pitts­burgh, enero-junio de 1979, 205-211, y mencionada en C. García 2000, 135. He cotejado el ori­gi­nal de la carta.

[4] León Felipe (seudó­nimo de Felipe Camino Galicia, 1884-1968): Poeta español. Puede pre­sumirse que el encuentro entre Hidalgo y Huidobro tuvo lugar en agosto-sep­tiem­bre de 1920, ya que en esas fechas el chileno pasó a la corte desde su re­si­dencia pa­risina. La época está carac­terizada en la co­­rres­pondencia de Huidobro con Guillermo de Torre (Morelli / García 2008).

[5] El poeta chileno Juan Florit (1900-1981).

[6] La mayor parte de las antologías latinoamericanas estaban destinadas a hacer un ba­lance con fines ver­náculos: espejo y acicate para uso propio. Hidalgo hace su reco­pi­la­ción para mostrar a Europa que hay en América poetas tan buenos o mejores que en el viejo continente. De este tenor son varios pasajes de sus escritos de las décadas del veinte y del treinta. Su antología, empero, no halló, hasta donde alcanzo a ver, un eco im­­portante en Eu­ropa. En su reseña, Guillermo de Torre anota, ante la falta de datos bio-biblio­grá­ficos de los autores elegidos (271): “Es, pues, una antología manca, una antología da fare –como la comedia famosa de Piran­dello–, que requiere adi­ciones y complementos para la perfecta inteligencia del lector europeo”. En 1933, sin embargo, se planeó en París una reedición mo­dificada, también a cargo de Hidalgo: cf. su artículo “Antología próxima”, en: Crisol, 1-I-1933 (sin firma): “El año 1933 ocurrirá un hecho pro­­misor para la literatura de esta parte del mundo. Apa­re­cerá en francés una An­to­logía de la poesía moderna latino­americana. La con­fección ha sido enco­men­dada a Al­berto Hidalgo. Ya en 1931 éste estuvo en tratos para hacer la obra con un gran editor de París, pero una inesperada modificación de la firma retrasó el proyecto. Ahora, la cosa será un hecho, mediante el mismo editor, que va a impulsar grande­mente sus negocios el año próximo. Servirá de base para el libro el Índice pu­blicado en 1926, aunque habrá de sufrir sus­tanciales transformaciones. Se dará cabida a otras ten­den­cias, a nombres nuevos y además, a los poetas brasileños, amén de eli­mi­narse a algu­nos de los que figuran en aquella obra, pues la selección debe ser más se­vera en aten­ción a la tras­cen­dencia de la empresa. Debe hacerse constar que es la pri­mera vez en que la obra poética de los latino­americanos será ver­tida a otro idioma. Era ya tiempo, má­xime cuando corre una antología francesa de jó­venes poetas espa­ñoles”. El pro­yec­to no se concretó. En un artículo anterior (Crisol, 29-XII-1932), Hidalgo se había refe­rido ya al “Ín­dice de la nueva poesía ame­ricana, la antología general de Hidalgo, Hui­dobro y Bor­ges”.

[7] El término izquierda no debe malinterpretarse aquí en sentido político, sino artístico. Pedro Henríquez Ureña lo utiliza por las mismas fechas para comentar la antología de Julio Noé (Valoraciones, La Plata, marzo de 1926, 270-274; Jorge Schwartz, 1991, 463-468). Incluye dentro de la extrema iz­quierda a los miembros de Proa y Martín Fierro, a quie­nes considera herederos de Güiraldes, quien a su vez lo sería de un perfil de Lu­go­nes. Hidalgo, a su vez, dividirá su propia obra en derecha e izquierda a partir de quí­mica del espíritu (1923). De izquierda considera sólo Química y Tu libro (1922).

[8]  En efecto, el libro no contiene tres prólogos, como a menudo se afirma en tono colo­quial (también en este trabajo), sino uno, conformado por tres capítulos, con nu­me­ra­les romanos (I-III).

[9] Algo similar dirá Hidalgo en su prólogo al Índice: “Tras de eso no hubo nada impor­tante hasta que apa­­­reció Huidobro. Huidobro, en España, derroca el rubendarismo, y si bien puede afirmarse que su ac­ción es igual a cero en América, algo se filtra aquí, a tra­vés de los ultraístas argentinos, puesto que el ul­tra­­­­­ísmo es hechura suya”. Borges, in­troductor de un ultraísmo sui generis en Argentina, no debe haber com­­partido este aser­to, ya que disentía de los postulados poéticos huidobrianos, aunque era acertado en re­lación con el ultraísmo madrileño. En Madrid, adonde había viajado en 1920, Hidalgo había reac­cio­nado desfavorablemente ante un poema de Huidobro (“Halalí”), cuando Rafael Cansinos Assens se lo dio a conocer (Muertos heridos y contusos, 1920, 143-144; España no existe, 2007, 41).

[10] Ecuatorial apareció 1918 en Madrid. Fue reproducido por Rafael Cansinos Assens en la revista Cer­vantes (Ma­drid, julio de 1919). Hidalgo lo conoció, seguramente, du­rante su estadía en Ma­drid en 1920, a más tar­dar.

[11] Luis de la Jara (1899-¿?): Poeta peruano, procedente de Arequipa (como Hidalgo), don­de fundó el diario No­ticias (1926). Obras: Espigas (Madrid, 1921; libro reseñado por Guillermo de Torre en Tableros 3, Madrid, 15-I-1922). Hidalgo incluyó sus poemas “Tortoni” y “Ferro­ca­rril sim­plis­ta” en el Índice. El segundo traiciona ya desde el título la lectura del libro de Hidalgo; el con­tenido muestra también que su autor conocía poe­mas tem­pra­nos de Borges y Huidobro. “Tortoni” es el nombre de un tradicional café si­tuado en el centro de Buenos Aires, de lo cual infiero que De la Jara pasó tam­bién por la ciu­dad, como lo hicieran Mario Chabes y otros peruanos. Fran­cisco Soto y Calvo pa­ro­dió su aporte en Índice y fe de erratas de la nueva poesía americana (1927): “Luis de la Jara, de es­cribir/ Dejara y nadie lo notara:/ Y así pudiérase decir:/ Escri­bi­ría De la Jara/ Mejor si de escribir dejara/ Porque de Jara nos vivir!” (Borges citaría a su vez este pa­saje, para criticarlo, en su reseña del libro de Soto y Calvo; cfrTextos recobrados, 1997, p. 316).

[12] Reproducida en A. Hidalgo: Diario de mi sentimiento: Buenos Aires, 1937, 307.

[13] Alusión a Simplismo, que apareció con colofón del 15 de junio de 1925.

[14] Fundación Vicente Huidobro (Santiago de Chile); Getty Research Center (Los Ange­les).

[15]  El libro no parece haber tenido gran circulación en Chile. No encuentro, en todo caso, reseñas que se ocupen de él; tampoco figuran títulos en la bibliografía crítica es­pe­cializada en Huidobro. (Véase, por ejemplo, Cedomil Goic: “Bibliografía de y sobre Vi­cente Huidobro”, en: Anales de Literatura Chilena IV.4, Santiago de Chile, diciembre de 2003, 217-319 (la misma, en líneas generales, publicada en su meri­toria edición crítica de la Obra poética de Huidobro: Madrid: ALLCA, 2003).

[16]  Si bien la falta de textos de Ecuatorial en Índice nada prueba por sí misma, ya que no se tra­taba de una serie de poemas, sino de un poema largo, por lo cual es posible que a Hui­dobro le desa­­gradara la idea de que se pu­blicaran de él frag­men­tos aislados, este in­dicio es signi­fica­tivo en conjunción con los demás. (La publi­cación en Cervantes había sido integral, e insumió 11 páginas.)

[17] Los primeros dos aparecieron también en Saison choisies (París, 1921).

[18] La inclusión de este poema en el Índice plantea un problema: el libro del cual pro­cede, aparecido en París en 1925, fue retirado de circulación poco después, porque contenía un supuesto retrato de Huidobro atribuido a Picasso, aunque se trataba de una ilustración antigua, no relacionada ni con uno ni con otro. Ante la protesta del pintor, Huidobro retiró el libro. ¿De dónde obtuvo Hidalgo el poema, casi iné­dito al mo­mento de salir el Índice? Hidalgo estaba muy al tanto de las pu­blicaciones en Francia, de donde se habría hecho remitir un ejemplar poco antes de que fuese reti­rado de la venta.

[19] Cuando, un año más tarde, Guillermo de Torre publique un “Esquema panorámico de la nueva poesía chi­le­na” (La Ga­­ceta Literaria 15, Madrid, 1-VIII-1927, 3) recogerá allí, a pesar de sus reservas para con la antología del peruano, sólo poetas ya selec­cio­nados por Hi­dalgo: Pablo Neruda: “Poema” (fragmento de Veinte poemas...); Hum­berto Díaz Ca­sanueva: “Poema” (fragmento de El aventurero de Saba); Rosamel del Valle: “Poema” (fragmento de Mirador); Alberto Rojas Giménez: “Poema”; Juan Florit: “Jueves”; J. Mo­raga Bustamante: “Ajedrez”.

[20] Otra traduc­ción, que no proce­día de la pluma de Hui­do­bro, apare­ció en su An­to­logía (1945), y una más en sus Obras poé­ticas selec­tas o en ediciones posteriores. La actual Obra poética de Huidobro, a cargo de Ce­do­­mil Goic (Madrid, 2003), incluye una ver­sión en pp. 1363-1365. Guillermo de Torre (1927, 270) no reconoce el texto, aun­que se­guramente leyó en su momento la versión francesa de 1924, ya que es de la época de su polé­mica con el chileno, pero dice acerca de él: “Menos referencias con­cretas [que en el de Hi­dalgo] encon­tra­mos aún en el prólogo subsiguiente, absolu­ta­mente su­per­­fluo, que es un pseu­do­ma­ni­fiesto inex­pre­sivo firmado por Vicente Hui­dobro”.

[21] Tampoco figura en uno de sus más im­portantes epistolarios, el que mantuvo con los españoles Gerardo Diego, Juan La­rrea y Guillermo de Torre (Morelli / García 2008).

[22] Hidalgo ya se había ocupado de él en Jardín Zoológico, 1919, 158-159. De su en­sayo “Los poetas de Chile”, en el mismo libro, se desprende que Hidalgo tenía con­tacto con algunos de ellos ya desde 1919 a más tardar.

[23] Cruchaga, Reyes, Hübner y otros publicarían a partir de mayo de 1928 la revista Le­tras. Mensuario de arte y literatura.

[24] Hidalgo inauguró así una costumbre que sería continuada, en 1927, por la antología de Vignale y Tiempo.


 


  



Carlos García
nació 1953 en Buenos Aires (Argentina); desde 1979 vive en Hamburg (Ale­mania). Especialista en la literatura de la vanguardia histórica espa­ñola e hispa­noa­mericana, ha publicado ensayos al respecto en revistas de Argentina, Brasil, Uruguay, México, Perú, Esta­dos Unidos, España, Dinamarca, Italia y Holanda. Sus libros se ocupan prefe­ren­temente de figuras de la primera mitad del siglo XX: Rafael Cansinos Assens, Gui­llermo de Torre, Alfonso Reyes, Alberto Hidalgo, Ramón Gómez de la Serna, Federico García Lorca, Juan Ramón Jimé­nez, Ernesto Giménez Caballero, Macedonio Fernández, Evar Méndez, etc. Es autor de varios libros sobre Borges: Cartas del fervor. Co­rrespondencia con Maurice Abramowicz y Jacobo Sureda, 1919-1928 (1999), El joven Borges, poeta, 1919-1930 y Co­rrespondencia Macedonio-Borges (ambos 2000), Discreta efusión. Co­rrespondencia Alfonso Reyes-Jorge Luis Borges (2010), El joven Borges y el expresionismo literario alemán (2015). Sobre Huidobro ha pu­blicado Correspondencia Alfonso Reyes / Vicente Huidobro, 1914-1928 (2005) y, con Gabriele Morelli, el Epistolario con Gerardo Diego, Juan Larrea y Guillermo de Torre (2008).