Óscar Hahn

DISPAREN CONTRA HUIDOBRO

 Óscar Hahn


     Enrique Lihn fue el primero en abrir fuego. Y con artillería pesada.  En un artículo publicado en la Revista Iberoamericana el año 1979 sostiene que  el poema “Pasión y muerte”, de Vicente Huidobro, es un plagio de “Semana Santa en Nueva York” (1912) del poeta francés de origen suizo Blaise Cendrars. Recientemente Eduardo Llanos Melussa ha vuelto a disparar, esta vez  en la revista mexicana El Golem.  Dice aludiendo al mismo poema: “Confieso que a ratos la cercanía de Huidobro respecto de Cendrars me resulta rayana en el plagio”. Lo que incomodaba a  Enrique Lihn era la supuesta intención de Huidobro de esconder su fuente mediante la omisión, ya que ni antes ni durante ni después del poema hay ni la más mínima señal que remita a Cendrars.  Lihn lo acusa de un “hábil escamoteo de las relaciones intertextuales”.  La razón del ocultamiento sería “que Huidobro se sabía indefendiblemente plagiario”.       

    He cotejado el poema de Huidobro con el original de Cendrars y observo las siguientes coincidencias. Las dos composiciones giran en torno al mismo tema: la Semana Santa. Ambas son una plegaria y tienen la misma configuración métrica. Cendrars no emplea una estructura consagrada por la tradición, sino que inventa una forma ad hoc para su poema, de modo que el que la repite está repitiendo a Cendrars. Es una seguidilla de versos largos, cercanos a la prosa, con ritmo y extensión irregulares. Están ordenados en estrofas de dos versos, con rima asonante y consonante. Huidobro hace básicamente lo mismo. Los dos poemas se inician y avanzan de manera parecida. Cito de la excelente traducción de Waldo Rojas. Cendrars: ”Señor, hoy es el día de vuestro Nombre”. Huidobro:  “Señor, hoy es el aniversario de tu muerte”. Cendrars:  “Las horas se detenían en el umbral de su retiro”.   Huidobro: “Las horas se pararon ante el umbral extrahumano”.  Cendrars:  “Señor, cuando tú te moriste la cortina se rasgó. Nadie ha dicho nunca lo que se vio detrás”.  Huidobro:  “Se rasgaron las cortinas del cielo / cuando pasaba tu alma en vuelo.  /  Y yo sé lo que se vio detrás”. En una parte de su poema Blaise Cendrars, que vivía en Nueva York,  habla de la victimización de los inmigrantes que llegaban a Manhattan. Huidobro alude a “los pobres inmigrantes” que venían a América.    

    Es indiscutible que Huidobro conocía muy bien el poema de Cendrars y que se basó en él para escribir “Pasión y muerte”. Habría que preguntarse entonces por qué un poeta tan talentoso y tan imaginativo como Vicente Huidobro tuvo que recurrir a un texto ajeno, en vez de escribir un poema original suyo. Como diría Nietzsche: por una razón humana, demasiado humana. Huidobro interviene el poema de Cendrars, que es un texto de amor divino, y lo transforma en un texto de amor humano, porque en esos días estaba enfrentando un tremendo conflicto amoroso. Siendo un hombre casado y con hijos se había enamorado de una estudiante mucho menor que él, cuyo nombre era Ximena Amunátegui. No sólo debió enfrentar el repudio de la alta sociedad santiaguina, sino, además, las amenazas de muerte de los hermanos de la musa.

     Huidobro era un individuo rebelde y proclive a los escándalos.  Publicar en 1926 el poema inspirado en Ximena, nada menos que el día de Viernes Santo, a toda página y en el conservador Diario Ilustrado, era un acto de arrogancia y una verdadera provocación. El poeta, que tenía 33 años, llega a asociar su pasión terrenal con la pasión de Cristo y sus tribulaciones amorosas con el calvario. Mi especulación es que posiblemente Huidobro trató de escribir primero un poema propio para conseguir el propósito descrito, pero algo le falló.  O quizás la idea se le ocurrió mientras estaba leyendo los versos de Cendrars, cuyo libro había recibido meses antes. Sin duda necesitaba con urgencia una respuesta contundente contra sus enemigos. Ofuscado por la situación que estaba viviendo, toma el poema de Cendrars, que era desconocido en Chile, lo modifica, lo adapta a su situación personal y lo publica en el diario sin pensarlo dos veces.   

     Algunos lectores de Huidobro dirán que “Pasión y muerte” no es más que una copia impúdica del poema de Cendrars; otros replicarán que Huidobro es un precursor, ya que intervenir obras preexistentes es una técnica habitual de la posmodernidad. Que cada cual piense lo que quiera. Total, como dice Augusto Monterroso, “en literatura no hay nada escrito”.   


 


Óscar Hahn (Chile, 1938). Poeta, ensayista, crítico literario. Es Doctor en Filosofía por la Universidad de Maryland. Entre 1971 y 1972 fue miembro del Taller de Escritores de la Universidad de Iowa. Después fue docente de esa misma universidad por más de tres décadas. Actualmente es Profesor Emérito. Entre sus poemarios figuran: Esta rosa negra, Arte de morir, Mal de amor, Versos robados, Apariciones profanas, En un abrir y cerrar de ojos, Pena de vida, La primera oscuridad y Los espejos comunicantes. De los múltiples reconocimientos a su obra destacan: 

Premio Casa de América (España, 2006), Premio José Lezama Lima (Cuba, 2008), Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (Chile, 2011), Premio Nacional de Literatura (Chile, 2012) y Premio Loewe de Poesía (España, 2014). 

Diversas ediciones de sus libros están traducidas al inglés, griego, alemán, italiano, francés y rumano.  

Está considerado como una de las voces más importantes de la poesía Hispanoamericana.