LA CRÍTICA ACOMPASADA: UN NUEVO RITMO

Por Mario Suárez Simich *

Lo que se denomina en términos generales "crítica literaria" tiene en la actualidad dos versiones. La difundida por la prensa cultural y la elaborada por los medios académicos.

La industria editorial ha convertido la primera en un elemento más del aparato de comercialización, reduciendo su valor informativo y crítico al de cualquier publirreportaje. La crítica académica, por su parte, se debate entre el coqueteo con la literatura del bestseller y el trabajo serio y profesional.

Al estar reservada a los círculos especializados, la difusión de esta última no llega al público en general, lo que genera que sean los medios periodísticos quienes decidan qué es buena literatura, cuales son las tendencias literarias vigentes y quienes son los mejores escritores, convirtiéndose de esta manera en jueces y parte a la vez, puesto que detrás de estos medios hay un sector de la industria editorial.

En este contexto, a mediados de los 90, el conocido como Círculo de Fuencarral a través de su boletín Fiera Literaria, empieza a difundir una serie de artículos críticos sobre la producción narrativa española que se extenderá con el tiempo a la literatura del bestseller traducida al español. Es así como nace la Crítica Acompasada.

El método que siguen es sencillo y nada especializado. Se basa en seguir la lectura del texto seleccionado como lo haría cualquier lector estándar, deteniéndose, señalando y comentando los errores o aciertos de todo tipo que pueda tener el autor; citándolo textualmente e indicando la página. El comentario del crítico no es necesariamente académico, pero siempre es irónico, mordaz y manejado con humor.

Bajo el seudónimo de Clandestino Menéndez y con el título de Cuadernos Críticos, la editorial Literaturas.Com Libros acaba de publicar una selección de "críticas acompasadas" del escritor José Miguel García Martín. El libro reúne las lecturas críticas sobre novelas de escritores como Juan José Millas, Rosa Regás, Espido Freire o Lucía Etxebarría entre los españoles, y de novelistas foráneos como Dan Brown y Paulo Coello.

Cuadernos Críticos es un buen ejemplo de cómo esta modalidad de crítica puede convertirse en una "tercera vía" a la cual el público no especializado puede acceder para hacerse de un criterio independiente frente a la hegemonía de los medios masivos de comunicación y sus intereses. Esto, sin tener que enfrentarse a la compleja terminología académica ni sufrir el bombardeo publicitario de los gacetilleros oficiales.

Desde otra perspectiva, la crítica acompasada refleja la visión que tienen muchos escritores, no solamente españoles, sobre cómo se manipula la literatura concebida con fines comerciales en relación a la literatura creada con otras aspiraciones, así como las limitaciones de los escritores excesivamente promocionados y que a la larga usurpan y usufructúan lugares dentro de la "inteligencia" sin mérito alguno. En esta visión podemos encontrar también una llamada para volver a la "pureza" del oficio de escritor, que la industria editorial, en nombre del mercado, ha ido socavando en las últimas décadas. Todo esto, ahora que aún está fresco el recuerdo del último premio Planeta.

Bastarían sólo estas razones para recomendar el libro de Clandestino Menéndez. Pero además, Cuadernos Críticos es el mejor ejemplo de cómo un texto crítico no tiene por qué ser denso ni estar escrito en cerrada jerga del oficio y en cambio puede resultar tremendamente entretenido, crear una complicidad entre lector y autor, y arrancar más de una buena carcajada. Algo que la mayoría de las sobre promocionadas novelas que encontramos en las grandes superficies no pueden hacer.

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15 de noviembre de 2005

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