Selección de poemas de Un lugar donde vivir 1

Cristina Meneghetti

Cristina Meneghetti Cristina Meneghetti nació en Montevideo y se formó como Traductora Pública en la Facultad de Humanidades. Desde muy joven, las inquietudes y curiosidades intelectuales y existenciales la instaron a viajar por el mundo, con radicaciones largas en Los Ángeles (California, USA), Jalapa (Veracruz, México) y actualmente en Stanford (California). Durante esos viajes y sus estaciones ha conseguido unir el tiempo a la sensibilidad ante los seres, las cosas y sus circunstancias, por grandes o pequeñas, dramáticas o felices que fuesen, para escribir siete libros de los cuales Un lugar para vivir es su quintaesencia en forma de antología.

Esos libros parten de 1968 (Intento) y llegan a 2005 (Asuntos diarios, inédito), pasando por juego abierto (1972), tiempo fiero (1976), gestos y maneras (1978), Estación al norte (1982) y Alguna de las cosas (1988).

En Jalapa nació su hija Paula en 1983, y en Mountain View nació su nieta Justine en 2004. Cristina Meneghetti vive la añoranza de su ciudad natal, pero también sabe que "nunca se puede volver a casa", como tampoco a la infancia. Esta distancia ha resultado, entre otros, un factor fundamental en la escritura de su poesía.

Tiene en preparación un libro de cuentos. Licenciada por el Estado de California, trabaja como intérprete en el sistema judicial.


Tres mujeresUna tarde brillante de invierno.Tres siluetas mirando la bahíacontra el sol.Tres mujeres: una madre y dos hijas. Tres alturas, tres tiempos, tres relatos. Tomadas de la mano, el vientoagita sus cabellos, los pantalones de lana, las chaquetas, la cartera de la madre. Pulóveres grises tienen las niñas, vestidas iguales.La madre, una sonrisa pintada de rojo a medio abrir.Tres siluetas sobre el empedrado del puerto esperando el hidroavión que traía al padre de Buenos Aires. Era los cincuenta.El padre regresaba del país agitado al otro lado del río.Las niñas, en el asiento trasero de la camioneta de camino a casa,oirán cómo él le cuenta a la madre historias de tumultos callejerosde militares levantándose en armas de golpes de estado y un presidente depuesto. Bajo el sol de la tarde de invierno se disolvía la ilusión de la paz.(De Asuntos diarios. Inédito, 2004)dejá todo y escuchamesalúdame desde los recuerdosdesde cualquier díacon sus nochesdesde la mano que se levanta con unas floresdesde el futuro que anunciantodos los hombres que están muertosdesde el aire éstela tardey no te olvides de besarme cuando nos despertemos.la claridad escarmentadasentadamente cansadamente desoladamente cierto es aquellono más desajustado que su pobre cerebroiba como siempre sin muchas ganas y por esa sola vezno tuvo más remedio que saber que se le venía la casa encima y también el pellejo.(De  juego abierto, Montevideo, siete poetas hispanoamericanos, 1972)en algún momento el sonido del mar encaramado,alzándose a la imagen: un recuerdo,gotas sumándose pequeñas ala espuma al océano hondo transparente, diríase cuál era ese mar sólo un momento para entreverlo de costado pasando por encima de esta concreta cotidianidad,casi volver a saber el gusto verde de esa salazón poderosa tan igual a nuestros ojos mirándosebajo la tarde en silencio.(De  gestos y maneras, Montevideo, siete poetas hispanoamericanos, 1978)más acá de los silenciosy ahora el tiempo la falta de vergüenza el hacerse cargo de la propia vidala decisión última de dejar salir las palabraspor la bocase doraba la esperanza todo se doraba se nos iba haciendo tarde la nochenos empecinamos por volver más allámás acáde los silencios te abracéde invisible oscuridadinesperada inconsciente y desacostumbrada manera de juntar sus cuerpos de traspasar su soledad de asegurar el mito descubriendo sus mentirastuvieron esa noche de largos abrazos(De  Estación al norte, México, Premiá, 1982)De la noche y del díala lejanía no se parece a un rostro desaparecidono se parece siquiera a la desapariciónla lejanía es otro asunto emparentado tal vezcon alguna tarde de infancia sentada al pie de una escalera cuajada de sol frío y el principio de la certezaque aún quedaba tanto por veniry seguramente entre los cuerpos había algo más que el aireesa espesura ardiente de las separacionesDespedidaando mis días entre paredes claras o a través de calles que proyectan árboles y casas conocidasen la mitad de un nuevo otoñoa veces camino por una playa ventosaimagino juegos entre las sombras afiladasque derraman los altos edificios de mi ciudad costeray vengo a descubrir en una de las horas lentas del anochecercuántas veces pienso la forma de tus huesoslamo los finísimos espacios que hayentre las letras de tu nombrey me escurro demasiado llena de conversaciones solitarias en la realidad de mis enseres más preciados:esa fantasía pertinaz y tirana que me obliga desde siempre a la invención de otros asuntos (De Alguna de las cosas, Montevideo, Arca 1988)

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1 Montevideo: Librería Linardi y Risso, colección La hoja que piensa nº 9, 2005



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15 de mayo de 2006

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