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Pedro García Cueto

Selección de poemas de Pedro García Cueto

De El sueño de las alondras

 (Oviedo: Ars poética, 2018)



Las alondras vuelan a casa

 

A Octavio Uña, que sabe entender las ausencias

  

Me he despertado solo, nadie llamó

a mi ventana, como en aquellas rimas de Bécquer.

Las alondras se han ido, no sé

si buscan el norte, desde este lugar.

 

Han dejado tapices en el cristal

son dibujos que prenden mi mirar

otra vez, me adormecen

con el sonido de las olas del mar.

 

Alondras, bellas ninfas que no han de volver

¿dónde están los pastores con su laúd?

¿dónde los jinetes en violenta batalla?

Alondras, ¿Por qué me olvidáis así?

 

Nada me dice el día, contemplo el océano

vestido de nácar, de blanco follaje

espumas que abrigan mi antiguo ser

sólo veo gaviotas que se han de marchar.

 

Desciendo a la arena, como en Muerte en Venecia

pero Tadzio no está, se escaparon sus risas

las alondras, como el bello polaco, se fueron

y sólo escucho el rumor de la muerte final.



Mujeres

Una mujer sueña en la baranda

el tiempo pasa, el sol decrece

y en la hondura, el ocaso llega

un sueño de amor la mece.

 

Otra mujer agarra en la cintura

el agua de la fuente fecundadora

dicen que alarga la vida

y caen las hojas hora tras hora.

 

Otras mujeres sienten

el declinar del día preso

femeninas miradas sobre el jardín

imaginando abrazo y beso.

 

Son espejos del mar callado

que busca caricias del oleaje

mujeres hermosas como tapices

adornando de dulzura nuestro viaje.

 

Las mujeres son como las alondras

acarician nuestra ventana

son rocío en la lluvia de madrugada

que deja sol en la mañana.

 



 El liquen de la piel

                  a   Pere Gimferrer  

Es el instante como un tren

que pasa y recorre la ciudad

convirtiendo el arte de pasar

en un invento subterráneo.

 

Abrazo el tacto de la noche

acaricio las sombras de la estancia

me paro en las figuras guiñolescas

que el miedo filtra en la pared.

 

Y sueño, convertido en un fauno

que copula con el mismo amanecer

por el liquen de tu cuerpo

en el rocío de mi piel.

 

Soy como el peso de la nada

un espejismo que se escapa

al tocar el desnudo intangible

de tu cuerpo en la pared.

 

Soy la mano que escancia

en tus pechos el laberinto de la piel

como un liquen tu savia germinal

recorro en sombras al amar.

 

Otra vez, la luna plateada

nos mira al fondo de la ventana

los dedos son carne que se pega

a las yuntas del amor.

 

Te sigo en sombras, navego

por los vastos paisajes del papel

cuando escribo lo que siento

tocando el liquen de tu piel.

 


Pedro García Cueto (Madrid, 1968). Licenciado en Filología Hispánica, Doctor en Filología y Licenciado en Antropología por la UNED. Profesor de Educación Secundaria en lengua castellana y literatura en la Comunidad de Madrid, Pedro García Cueto ha sido profesor asociado en la UNED, crítico literario en revistas literarias como República de las Letras, Quimera, Cuadernos Hispanoamericanos, Cuadernos del Matemático, Alhucema, la revista de cine Versión Original y revistas en la red como Letralia, Ómnibus y Cinecritic, entre otras. Ha publicado cuatro libros de ensayo, tres sobre la vida y la obra de Juan Gil-Albert (La obra en prosa de Juan Gil-Albert, El universo poético de Juan Gil-Albert y Juan Gil-Albert y el exilio español en México) y uno sobre doce poetas valencianos contemporáneos, titulado La mirada del Mediterráneo. Acaba de colaborar con un relato en el libro Escritos para el cine de la Fundación Rebross.

https://www.arspoetica.es/libro/el-sueno-de-las-alondras_80049/

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