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Gerardo Miranda

Poemas de Gerardo Miranda

 

 

tratado de sonambulismo para hombres verticales

 

 

I

 

imagine  un largo camino
imagínese entonces a usted transitando ese camino    
y las rocas     y las flores
algo así como un vagón de metro en hora pico entre sudores
imagine     pues     a las muchachas de faldas y blusa cortas
porque hace calor     y el calor las obliga a tales desmesuras
(benditas desmesuras y benditas las muchachas   
y bendito el calor que las rodea)

imagine pues el viaje     el viaje que usted realiza pero sin usted
es decir     que usted parte antes    
y su usted lo deja relegado así nomás por el camino
como si usted mismo se molestara     a veces    
de lo que usted mismo se dice
pero nada de eso es cierto
usted mismo puede verlo     porque en el terreno de lo onírico
las muchachas no padecen las inclemencias del tiempo
algo así como un vagón de metro en hora pico    
ya que los vagones de metro siempre llegan a destiempo

 

y sin embargo     a usted le dan ganas de quemar cosas
de producir el calor necesario para despertarse de su propio sueño   
del sueño que usted experimenta     pero sin usted
y aunque fedro     en el banquete    
insista en que sólo los amantes saben morir el uno por el otro    
usted no está dispuesto ni a sacrificarse    
ni a despertar de su propio sueño
sin la certeza del que siente la lumbre rosar la dermis
y quemar los vellos
 
y usted huirá rápido como el acorde de un pianista ebrio   
y hará frío en ese momento     y temblará     y lloverá    
y eso usted lo sabe
como sabe que el frío sucumbe ante las llamas    
eso también lo sabe y no lo niega

y puede usted mirarse desde sus desgracias    
desde arriba hacia el cielo o hacia abajo
como que El sueño de la razón produce monstruos     
o los monstruos de la razón producen sueño    
pero el sueño no produce razones    
como los monstruos no producen fuego
como a veces la cacofonía del silencio que nos duerme produce sueño    
y el sueño espanto

 

 

 

II

 

y llegando pues al punto exacto
ya no sabrá usted qué es más verosímil    
si la vida o su poema
si el sueño o la vigilia
si los pájaros o los graznidos
y de tanto en tanto      usted volverá el rostro para tratar de tomar    
aunque sea por unos segundos     
las sensaciones que se le escapan entre dedos
revise entonces lo que guarda entre piel y músculo
allende la caja torácica     el cráneo y la retina
y verá     entonces     el sol abierto y brillando como ojito de pescado
sin párpado que lo cubra ni noche que lo cobije
como la magra carne de las doncellas magras y enjutas
pero doncellas sin lugar a dudas     y magras también
 
las que limpian el óxido de las tardes flojas y tres cuartos
y suelen afirmar el origen de sus gestos y la luz
la que palmo a palmo detienen     estiran    
voltean y quitan brillo
 

 

 

III

 

invente usted el graznido imaginario de los pájaros que no lo son
o el trino melódico de los pájaros enjaulados que no lo son
aunque  sus trinos     sus melodías     sus graznidos     tampoco son
 
apartémonos de todas las definiciones
sea animal racional     espíritu encarnado
sea carne pura o espíritu solo    
una barbarie disfrazada de melomanía
o la vista perdida en un monocromo tablero de ajedrez
brillará entonces ese sol más frío a veces que la luna misma
y usted verá entonces edificarse majestuosas ciudades en 24 horas
y las mirará derrumbarse en una cuarta parte del tiempo que tardaron en erigirse
y mirará entonces la vitrina construida     donde por módico precio
nuestra carne tostada al sol    
se ofrecerá  sin recato al mejor coleccionista de pieles y queratina
 
y llegará el momento en el que usted adolecerá prácticamente de todo    
salvo su futuro encerrado entre los ojos
y recorrerá su memoria entera por lo largo y por lo ancho
y será entonces como un río de grandes cauces    
y dentro de ese mismo río     usted tendrá otro río    
que correrá río arriba del río primero    
y entonces será como un salmón de agua
que se niega a seguir la corriente de su memoria vuelta río
 
 

 

IV

y probablemente usted no conozca a los pájaros que no lo son

bástenos con imaginarlos
son así      justo como usted se los imagina
sólo que tienen el pico un poco más largo
las alas     sí     larguísimas     cubiertas con plumas enormes
cola también     más escueta    
pero sin dejar de impresionar al que la observa por primera vez
y son hábiles      y a veces      no tan amables cuando se les mira
 
los hombres sueñan con pájaros
los pájaros se sueñan a sí mismos siendo soñados
los hombres miran a los pájaros
y los pájaros se miran a sí mismos siendo mirados
 
los pájaros encuentran constantemente las miradas
que actúan como espejos
ésos que les recuerdan la forma que adoptan en pleno vuelo
y detrás de cada mirada hay un juicio anónimo
y a veces la mirada que encuentran
es la propia reflejada por un espejo real y uniforme
tan lúcido     tan real     como la carne toda de sus cuerpos
 
 
 
V
 
y llegará el día en el que usted no sueñe tanto
en el que usted no sueñe muy hondo
en el que no se levante del piso    
o del recipiente que contenga su cuerpo aletargado
y los viejos inquilinos que lo habitaban ya no le darán ninguna importancia
y los recuerdos se le irán antes de ser nombrados   
incluso antes de tomar la forma que los caracteriza
 
y cederán entonces las alabanzas    
quedas como carne entre los dientes
y será entonces cuando su sueño se vuelva verso    
metrópoli     carne     biología
y ni el calor     ni las muchachas podrán despertarlo
 
nadie entonces dirá  que no duele la mirada
si de tanto vacío los ojos se le queman
nadie  afirmará  que de lejos los cuerpos no se encuentran
si la distancia se le acorta con el viaje y los encuentros
morderá entonces la mano del que nunca lo ha alimentado
y morderá la carne magra de las doncellas sin pudor  y sin codicia
que equivale     pues     a cerrar los ojos antes de abrirlos
y mirar hacia dentro de su cuerpo hecho muralla
 
y será sólo un número más    
en la noche insomne de una oveja que lo cuenta
para poder juntar los párpados
 
 

 

apéndice a tratado de sonambulismo para hombres verticales

 

debo haber escuchado aquella noche el trino de los pájaros que no lo son
y aunque la velocidad     tanto del día como de las noches     sea variable
la vigilia y el sueño    
a cualquier hora despluma a los pájaros que no lo son
diseca su canto sílaba por sílaba hasta dejarlos sin armas
y los pájaros que no lo son    
suelen     las más de las veces     ser
aunque sólo por poco tiempo     pájaros reales


Gerardo Miranda  (Estado de México, 1984). Poeta y narrador. Licenciado en ciencias humanas con diplomado en filosofía por el Centro Universitario de integración Humanística. Egresado de la maestría en Literatura Latinoamericana Contemporánea.  Textos suyos aparecen en varias revistas literarias de México y el extranjero, entre las que destacan: Círculo de poesía, Revista La Otra (México), Letras.s5 (Chile), A Miranda (Brasil), Triplov (Portugal) y Panorama Cultural (Suecia), así como en diversas antologías y libros colectivos. Ha realizado entrevistas y reseñas para la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de  Bellas Artes y participado en diversos encuentros y lecturas en las ferias nacionales del libro del Zócalo y El Palacio de Minería desde el 2010, así como en talleres y seminarios literarios. Obra suya se encuentra traducida al portugués y abarca  Venus y las Moscas, (Ediciones el Golem, 2010) y Odilón (Rocinante Ediciones, 2012). Mantiene varios libros inéditos.