Catalina González Restrepo


            Catalina González Restrepo (Colombia, 1976)


Licenciada en Español y Literatura de la Universidad de Antioquia y Magistra en Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, ciudad donde se desempeña como editora. Ha publicado Afán de fuga (Editorial Universidad de Antioquia, 2002), Seis cancioncillas (de agua salada) y otros poemas (Colección Viernes de Poesía, Universidad Nacional de Colombia, 2005), Deseos para los caminantes (con Juan Felipe Robledo, Golpe de Dados, 2007), La última batalla (Pre-Textos, 2010) y Una palabra brilla en mitad de la noche (Universidad Externado de Colombia, 2012). Sus poemas han aparecido en revistas y antologías nacionales y extranjeras y han sido traducidos al francés, portugués e italiano.

 


 

 


EN VEZ DE LA PÁGINA

 

Yo,

acostumbrada a hurgar en las bibliotecas,

lastimada por el olor a moho,

alérgica al polvo,

prefiero hundirme en tus piernas cálidas,

ávida de beber esa humedad que calma la sed

sólo por un instante.

Yo,

decidida a abandonarme,

acepto tus arbustos,

en vez de la página fría y estéril

que al fin y al cabo viene de ti.

 

 

VAIVÉN

 

De tanto vestirnos y desnudarnos

estamos envejeciendo.

 

Nuestras imágenes en múltiples espejos

se van quebrando lentamente.

 

¿Qué traje elegimos hoy

el de la vida o el de la muerte?

 

                (de Afán de fuga, 2002)

 

 


ALIMENTO

 

Revisamos nuestros buzones

esperando siempre la última carta,

vivimos para recibir.

 

Somos como pájaros que guardan las alas

mientras sus corazones laten

en pechos calientes.

 

—Yo cargo tus palabras en la cartera

como una limosna extra—.

 

No podemos dormir,

soñamos con anillos en cada dedo,

que mides mi torso con tus manos

y descubres la piel

antes de que se marchen los invitados.

 

 

 

PROMESA

 

La señora, vestida de negro, exhibe su viudez

mientras nosotros compartimos el postre.

 

Nos habla de esa llama

que se enciende y apaga,

nos mira a los ojos,

dice que se la jugó toda y no perdió,

la muerte nos hace vulnerables a la verdad.

 

Desordena su pasado

y se alegra de tu mano sobre la mía.

 

Quizás adivina que hace rato sueño con llegar a casa

y que lentamente dejas caer mi falda,

la misma de esa vez,

cuando cenamos con tus amigos

y aún no éramos nada.

 

                (de La última batalla, 2010)