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Gerardo Miranda

                                        Poemas

Gerardo Miranda [1]

Poeta y narrador mexicano


 

 tratado de sonambulismo para hombres verticales

  

I

 

imagine un largo camino

imagínese entonces a usted transitando ese camino     y las rocas     y las flores

algo así como un vagón de metro en hora pico entre sudores

imagine pues     a las muchachas de faldas y blusa cortas

porque hace calor     y el calor las obliga a tales desmesuras

(benditas desmesuras y benditas las muchachas    y bendito el calor que las rodea)

 

imagine pues el viaje     el viaje que usted realiza pero sin usted

es decir     que usted parte antes     y su usted     lo deja relegado así nomás por el camino

como si usted mismo se molestara     a veces     de lo que usted mismo se dice

pero nada de eso es cierto

usted mismo puede verlo     porque en el terreno de lo onírico

las muchachas no padecen las inclemencias del tiempo

algo así como un vagón de metro en hora pico     ya que los vagones de metro siempre llegan a destiempo

 

y sin embargo     a usted le dan ganas de quemar cosas

de  producir el calor necesario para despertarse de su propio sueño   

del sueño que usted experimenta     pero sin usted

y aunque fedro     en el banquete     insista en que sólo los amantes saben morir el uno por el otro    

usted no está dispuesto ni a sacrificarse     ni a despertar de su propio sueño

sin la certeza del que siente la lumbre rosar la dermis y quemar los vellos

 

y usted huirá rápido como el acorde de un pianista ebrio     tán tán y se acabó    

y hará frío en ese momento     y temblará    y lloverá      y eso usted lo sabe

como sabe que el frío sucumbe ante las llamas     eso también lo sabe y no lo niega

 

y puede usted mirarse desde sus desgracias     desde arriba hacia el cielo o hacia abajo

como que El sueño de la razón produce monstruos     o los monstruos de la razón producen 

sueño     pero el sueño no produce razones     como los monstruos no producen fuego    

como a veces la cacofonía del silencio que nos duerme produce sueño     y el sueño espanto

 

 

 

II

 

y  llegando pues al punto exacto

ya no sabrá usted qué es más verosímil     si la vida o su poema

si el sueño o la vigilia

si los pájaros o los graznidos

y de tanto en tanto      usted volverá el rostro para tratar de tomar     aunque sea por unos segundos      las sensaciones que se le escapan entre dedos

revise entonces lo que guarda entre piel y músculo allende la caja torácica     el cráneo y la retina

y verá     entonces     el sol abierto y brillando como ojito de pescado

sin párpado que lo cubra ni noche que lo cobije

como la magra carne de las doncellas magras y enjutas

pero doncellas sin lugar a dudas     y magras también

 

las que limpian el óxido de las tardes flojas y tres cuartos

y suelen afirmar     sin dudar     el origen de sus gestos y la luz

la que palmo a palmo detienen     estiran     voltean y quitan brillo

 

 

 

III

 

invente usted el graznido imaginario de los pájaros que no lo son

o el trino melódico de los pájaros enjaulados que no lo son

aunque  sus trinos     sus melodías     sus graznidos     tampoco son

 

apartémonos de todas las definiciones

sea animal racional     espíritu encarnado

sea carne pura o espíritu solo    una barbarie disfrazada de melomanía

o la vista perdida en un monocromo tablero de ajedrez

brillará entonces ese sol más frío a veces que la luna misma

y usted verá entonces edificarse majestuosas ciudades en 24 horas

y las mirará derrumbarse en una cuarta parte del tiempo que tardaron en erigirse

y mirará entonces la vitrina construida donde por módico precio

nuestra carne tostada al sol     se ofrecerá  sin recato al mejor coleccionista de pieles y queratina

 

y llegará el momento en el que usted adolecerá prácticamente de todo     salvo su futuro encerrado entre los ojos

y recorrerá su memoria entera por lo largo y por lo ancho

y será entonces como un río de grandes cauces     y dentro de ese mismo río     usted tendrá otro río     que correrá río arriba del río primero     

y entonces será como un     salmón de agua que se niega a seguir la corriente de su memoria vuelta río

 

 

 

IV

 

y probablemente usted no conozca a los pájaros que no lo son

bástenos con imaginarlos

son así      justo como usted se los imagina

sólo que tienen el pico un poco más largo

las alas     sí     larguísimas     cubiertas con plumas enormes     GRANDÍSIMAS 

cola también     más escueta     pero sin dejar de impresionar al que la observa por primera vez

y son hábiles      y a veces      no tan amables cuando se les mira

 

los hombres sueñan con pájaros

los pájaros se sueñan a sí mismos siendo soñados

los hombres miran a los pájaros

y los pájaros se miran a sí mismos siendo mirados

 

los pájaros encuentran constantemente las miradas

que actúan como espejos

ésos que les recuerdan la forma que adoptan en pleno vuelo

y detrás de cada mirada hay un juicio anónimo

y a veces la mirada que encuentran

es la propia reflejada por un espejo real y uniforme

tan lúcido     tan real     como la carne toda de sus cuerpos

 

 

 

V

 

y  llegará el día en el que usted no sueñe tanto

en el que usted no sueñe muy hondo

en el que no se levante del piso     o del recipiente que contenga su cuerpo aletargado

y los viejos inquilinos que lo habitaban     ya no le darán ninguna importancia

y los recuerdos se le irán antes de ser nombrados   

incluso antes de tomar la forma que los caracteriza

 

y cederán entonces las alabanzas     quedas como carne entre los dientes

y será entonces cuando su sueño se vuelva verso     metrópoli     carne     biología

y ni el calor     ni las muchachas       podrán entonces despertarlo

 

nadie entonces dirá que no duele la mirada

si de tanto vacío los ojos se le queman

nadie  afirmará  que de lejos los cuerpos no se encuentran

si la distancia se le acorta con el viaje y los encuentros

morderá entonces la mano del que nunca lo ha alimentado

y morderá la carne magra de las doncellas sin pudor  y sin codicia

que equivale     pues     a cerrar los ojos antes de abrirlos

y mirar hacia dentro de su cuerpo hecho muralla

 

y será    entonces     sólo un número más    

en la noche insomne de una oveja que lo cuenta para poder juntar los párpados

 

 

apéndice

 

debo haber escuchado aquella noche el trino de los pájaros que no lo son

y aunque la velocidad     tanto del día como de las noches sea variable

la vigilia y el sueño     a cualquier hora despluma a los pájaros que no lo son

diseca su canto sílaba por sílaba hasta dejarlos sin armas

y los pájaros que no lo son    

suelen     las más de las veces     ser

aunque sólo por poco tiempo     pájaros reales 



[1] Gerardo Miranda  (México, 1984). Poeta y narrador. Licenciado en ciencias humanas con diplomado en filosofía por el Centro Universitario de integración Humanística. Egresado de la maestría en Literatura Latinoamericana Contemporánea. Textos suyos aparecen en varias revistas literarias de México y el extranjero, entre las que destacan: Círculo de poesía, Revista La Otra (México), Letras. s5 (Chile), A Miranda (Brasil). Panorama Cultural (Suecia) y Triplov (Portugal), así como en diversas antologías y libros colectivos. Ha realizado entrevistas y reseñas para la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes y participado en diversos encuentros y lecturas en las ferias nacionales del libro del Zócalo y El Palacio de Minería desde el 2010, así como en talleres y seminarios literarios. Obra suya se encuentra traducida al portugués y abarca Venus y las Moscas, (Ediciones el Golem, 2010) y Odilón (Rocinante Ediciones, 2012). Actualmente funge como director de la colección “Señales de Ruta” de la Editorial Tábanos. Mantiene varios libros inéditos.