Gema Santamaría


            Gema Santamaría (Nicaragua, 1979)


Autora de los libros: Piel de Poesía (2002), Antídoto para una mujer trágica (2007) y Transversa (2009). Su trabajo ha aparecido en diversas antologías, entre las que destacan Mujeres de Sol y Luna/Poetas Nicaragüenses (Managua, 2007), Al Filo del Gozo: Antología de Poesía Erótica (Guadalajara, Editorial Viento al Hombro, 2008), El Tejedor en Nueva York (España-Nueva York, Lupi Editores, 2011) y Barcos sobre el agua natal: Antología de poesía hispanoamericana para el siglo XXI (México-España, Literal/Leteo, 2012). Su trabajo ha sido traducido al inglés y al alemán.  Es integrante de la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE) y forma parte del Consejo Internacional de la Gaceta Literal en México. Actualmente vive en Nueva York, ciudad en la que realiza estudios de doctorado en Sociología e Historia en la New School for Social Research.

 


 

 

 

NOCHE EN MANAGUA, TRAS LA MUERTE DE LOS GALLOS

 

Esta noche tiene la garganta enrojecida.

Ha gritado y está enferma.

Duerme al fondo de un cuarto blanco e iluminado sobre el piso.

 

Es un gran cerdo rosado.

Contra la esquina, se lamenta.

Perdió la lucidez y tiene todas las uñas rotas.

 

Está mareada

está borracha.

 

Esta noche no tiene una cama donde orinar sus miedos.

Por eso se arrastra sobre los techos enmohecidos.

Se alimenta del musgo y del vapor que dejan los niños,

al dormir, en las ventanas.

 

Se han muerto los gallos que ponen fin a su delirio.

Solo los grillos crepitan en el jardín eterno de las horas.

Está sola con su boca ratonera

está tensa

está brava y es caliente.

 

Nosotros dormimos en la mancha gris

que es su garganta.

 

Nos creemos soñadores.

Aún no hemos probado el filo.

Ni siquiera intuimos sus navajas.

 

 

 

MUJER EN LA VENTANA O CRÓNICA DESDE EL CARACAS PALACE

 

es una suerte que estas ventanas no estén hechas para saltar.

 

todos sus vidrios son una trampa,

una red fría y trasparente para pegar nuestras narices torpes,

una y otra vez,

ensayando el golpeteo de las moscas.

 

por las noches, las ventanas son dobles espejos.

 

el adentro donde estoy yo atada a estas blancas y tensas sábanas

luce frágil,

como la vida de un espectro.

 

el afuera de altos edificios, en cambio,

elegante e iluminado, es lo tangible,

el éxtasis de lo material.

 

la ventana proyecta

el interior con una especie de desprecio.

 

no merece este cuarto ser retratado

 

lo dije ya

lo real, el afuera

el adentro, lo ficticio.

 

 

 

 

ANATOMÍA DEL ABISMO

 

Ella está hecha de cabos sueltos,

los que no encajan

los que no caben por ninguna aguja.

Menos aún, la aguja cerebral.

La que flota como péndulo sobre nuestros cuerpos de títeres.

La que se divide en dos y se abre exacta como un compás.

 

Ella no sabe cómo ubicarse en mitad de la calle.

No sabe el arriba. No conoce el abajo.

La escalera le es una inmensa espiral.

Sin cabeza ni cola,

una interminable barriga,

una enredadera que va del brazo del piso y del techo

como si fueran la misma cosa.

Un reloj suspendido

entre pasado y futuro

y ella, la arena misma

atravesando, atravesada.

 

Sentada en una mesa blanca

ella se yergue.

Siente la posición de la respiración

como una criatura agitada dentro de una botella plástica.

Brinda con la risa y con el escándalo

 

Contempla el bocado frente a ella

y nota que la cuchara es vacía

como vacía es la mesa

y la silla que nunca aprendió a sentarse.

 

Debajo del agua y con los ojos abiertos

la cordura la mira.

Es una cabeza flotando.

Su pelo convertido en una larga trenza

que une, insolente, los cabos sueltos.

 

Absortas.

La una frente a la otra

se sientan a tomar el té.

 

                (de Transversa, 2009)