Javier Medina Bernal

 


            Javier Medina Bernal (Panamá, 1978)


Cantautor, narrador y poeta. Finalista del Premio Centroamericano de Literatura "Rogelio Sinán" 2006-2007 con el libro En la ciudad de la bahía: mariposas y rupturas. Premio Nacional de Literatura de Panamá Ricardo Miró 2011 y 2013, con las obras Hemos Caminado Siglos esta Madrugada (poesía) y No estar loco es la muerte (cuentos), respectivamente. Textos suyos han sido publicados en la Revista Cultural MagaRevista Ceiba y Cuadrivium de Puerto Rico, entre otras. Ha representado a Panamá en festivales internacionales de música y literatura, entre los cuales destaca el Festival de Música de Iberoamérica-Llegando a Montevideo, Uruguay 2013. Actualmente escribe la columna El Reverbero para la Estrella de Panamá. Forma parte del movimiento de cantautores de Panamá Tocando Madera. En enero de 2013 lanzó su primera producción musical llamada Universo-Capítulo Uno.


 

 

 

  

     Hace quince años abrí los ojos,

miré por la ventana y vi que estaba lloviendo.

Entonces cerré los ojos.

Hoy he vuelto a abrirlos y he visto que sigue lloviendo.

En la calle hay hombres que baten mezcla;

es decir, combinan cemento

con agua y arena.

Construirán una casa.

Los hombres trabajan

bajo la lluvia.

Es una lluvia flaca.

La lluvia puede ser flaca.

Llueve, pero hace calor.

Cuando llueve siempre hace calor.

Vuelvo a cerrar los ojos.

 


 

     ¿Estará lloviendo todavía si los abro dentro de quince años más?

No lo sé. Presiento que sí.

Estoy cansado.

No tengo razón para estar cansado.

Estoy en cama.

No muevo ni un solo músculo.

Yo no mezclo cemento,

no alzo ni un dedo,

no me gusta trabajar.

El trabajo no ennoblece, embrutece, pienso.

El pico y  la pala, al trabajo sin más dilación.

No.

En fin.

Llueve.

 

 

 

     La lluvia aumenta.

Puedo sentirlo en el techo de mi casa.

Hace calor.

La lluvia pronto traerá truenos.

Me encantan los truenos. En el techo de mi casa hay goteras.

Si giro la cabeza hacia la izquierda

puedo ver el mosaico en donde caen las gotas.

El mosaico es amarillo con vetas

verdes.

Las vetas verdes parecen islas sobre un mar de aguas amarillas.

El mosaico podría ser también la piel de un tigre con rayas verdes. 

Entonces el agua caería sobre el tigre. El agua tortura al tigre.

El tigre es sometido a tortura.

Mi cuarto es un lugar de torturas.

Y ¿qué si la gotera cayera sobre mi pecho?

La gota iría cavando un hoyo y con el tiempo

 un charquito de lluvia y grumos de piel se iría formando.

Yo metería el dedo en el charquito y

saborearía el agua y, así de repente, se me antoja

que muchas cosas descubriría de la vida,

del tiempo y del espacio,

es decir, de la vida.

 

 

 

     Mi casa fue construida antes de la lluvia.

Muchas cosas fueron hechas antes de la lluvia.

Yo fui hecho antes de la lluvia.

Mi padre no estaba ausente y mi madre estaba

dispuesta y ese día el sol se vino con todo sobre

la tierra,

grosero

y altanero,

fogoso.

 

Y así fue.

El sol contagió a mis padres.

Antes de la lluvia.

Yo fui hecho antes de la lluvia.

Meses después (no sé si fueron siete, o nueve, o quince)

recibí la luz que mi madre

puso en mis ojos,

el doctor me dio una nalgada

y escuché (lo recuerdo bien)

un trueno en la distancia

y empezó a llover.

¿Acaso yo traje la lluvia?

No lo sé.

 

                (de Hemos caminado siglos esta madrugada, 2011)