Alfonsina Storni | D. Paris

        Alfonsina Storni [1]

                    Bien pudiera ser: este es elsiglo de las sorpresas[2]



Por Diana Paris [3]

Escritora, editora y psicoanalista argentina



  

Freud llamó“desesperación” a la conjunción de angustia más dolor, ese plus que lleva allenguaje a su estado de incomunicable, de inutilidad de la palabra y se tornaacto –acto sui­cida en este caso–. En ese estado de desesperación estabaAlfonsina Storni la ma­drugada del 25 de octubre de 1938 cuando se encaminó conun firme propósito a la playa La Perla, en Mar del Plata, tras haber abandonadoel tratamiento de su cáncer de mama, agobiada por el dolor. Hace 76 años. Peroeste es el final de la historia, tan conocido por el estatus mítico que alcanzósu figura. 

Vayamos a los añosanteriores en la vida y la obra de la poeta suizo-argentina, nacida en 1892,criada en la provincia de San Juan y luego en Santa Fe. Tercerahija de cinco, infancia de abandono, desamparo afec­tivo y de mucha exigenciapor “ser adulta” antes de tiempo. Niña desobediente ytransgresora, lavaplatos y mesera de un bar, huérfana de padre a los 14 años,cantante, costurera, maestra, obrera en una fábrica de gorras, cajera en unafarmacia, anarquista, escritora, periodista, madre soltera a los 20 años,feminista... 

“A los doce años escribo mi primer verso…escribo para no morir”. Pero no solamente lapoesía –la forma de su letra más conocida– desvela a Alfonsina. Sus crónicas, notas y ensayos sobre el rol de lamujer, los derechos civiles, la violencia de género, la crítica a la propiamirada femenina sobre su condición –a veces tan “domesticada” y sumisa quefunciona como contradiscurso a la avanzada de la poeta “loba” – son los focosde interés que en este otro mes de aniversario de su muerte queremos destacar.

Mujer desafiante,temeraria, salvaje. Es Alfonsina quien se llama a sí misma “loba” cuando tratade despertar la conciencia de las otras mujeres, las que viven en el corral –yasí las asimila a las ovejas mansas que no saben reclamar por sus derechos omirar más allá de la zona confortable del rebaño- , y entonces escribe:

Yo soy como la loba.Ando sola y me río /del rebaño. El sustento me lo gano y es mío /donde quieraque sea, yo tengo una mano /que sabe trabajar y un cerebro que es sano.

    Lejos del mandato, lo esperable, elestereotipo fue poco condescendiente para hablar del desacato necesario paraalcanzar la libertad, para autovalerse económicamente, para revelarse de lacustodia de los hombres, para reconocer sus derechos al divorcio, al voto, a laigualdad de condiciones y zafar del tutelaje masculino.

    Desde las páginas de revistas (Caras y Caretas, Nosotros, Para ti, FrayMocho) y periódicos, la poeta deja las rimas para radiografiar el lugar dela mujer. Su labor periodística –tan apasionada como su lirismo– fue unverdadero trampolín de vanguardia en el feminismo argentino.  Con humor unas veces, con cierto tonoresentido, otras; con su nombre o con seudónimo (Tao-Lao), con críticas burlonaspero firmes alentó desde las inocentes publicaciones “femeninas” a la toma deposición, a destapar la hipocresía social frente a las infidelidades de  los maridos (aceptadas por la “señora de lacasa” a cambio de seguridad), a la diferencia en el trato recibido según laclase a la que se pertenezca, a la inequidad salarial por un mismo oficio,según lo desempeñara un hombre o una mujer.  

Dejémosla hablar a ella en este conjuntoheterogéneo  con su firma:

No creáis, pobre de mí,que yo sea una enemiga declarada del simpático sexo masculino. Muy por elcontrario: lo admiro y lo venero. 

Esta mujer … suerte de peón con título deesposa, de nodriza con título de madre, de sierva con título de mujer. 

Elverdadero feminismo que busca la dignificación de la mujer, que tiende aelevarla por sobre el instinto… 

Vengo de una reunión secreta: he salidoconvulsionada… Tengo 25 años. ¡Horror! Desde mañana heme a la caza de un hombre, pequeño o grande, delgado o grueso,rubio o moreno…el país necesita mi concurso maternal…Dios mío, inspírame. 

Esque acaso sienta, hoy, una gran piedad por la mujer, es que acaso la ameideológicamente tanto, que me vea obligada a atacarla, para defenderla, paraexaltar la mujer futura.

    En los textos desfilan hombres “pequeñitos” queacusan a la mujer y piden que ellas sean castas y puras, esposos porconveniencia, machos y patrones despóticos, hombres niños que no se asumenpadres: Está probado que el sentimientode la paternidad es cosa ficticia y de costumbre: el hombre solo ama a loshijos que tiene  a su lado, que alimenta,acaricia y observa a diario (1926), así denuncia  –por propia experiencia– a los varones que nose comprometen con una paternidad responsable.

    Precursora de los movimientos másradicalizados que seguirían años después, Alfonsina sentó las bases de unavanguardia que hoy sigue en pie de lucha para terminar con la violenciadoméstica y la violencia de género. Ética y estética se conjugan en esos textosmenos conocidos de Alfonsina Storni, que ahora sus hijas, hermanas y nietasleemos con ternura y gratitud.

 Sin creer que lasmujeres hemos de regenerar al mundo y asombrar a los siglos, opino que su vozhace falta en muchas discusiones y su pensamiento contribuirá a equilibrar lajusticia universal.



[1] Artículo publicadoen el periódico Clarin, sección Entremujeres:Alfonsina Storni, una mujer con todas las letras, octubre 2014  http://entremujeres.clarin.com/genero/alfonsina-storni-muerte-suicidio-feminismo-cancer-de-mama_0_1226277431.html#

[2] Alfonsina Storni, LaNota, abril de 1919.

[3] Diana París, nació en Buenos Aires, Argentina. Es licenciada en Letras, editora, crítica literaria y psicoanalista. Autora de antologías literarias: Besar con la mirada. Mis primeros poemas de amor y El corazón enamorado. Mis primeros cuentos de amor (Planeta, 2001); ensayos de psicoanálisis: Julia Kristeva y la gramática de la subjetividad (Editorial Alfa-Omega, Madrid, 2003) y Norman Holland y la articulación Literatura/ psicoanálisis (Editorial Alfa-Omega, Madrid, 2004); y de la biografía Juana de Arco (Aguilar/La Nación, 2013), entre otros.

De reciente aparición es su libro Secretos familiares, ¿decretos personales? (Del Nuevo Extremo, Buenos Aires, 2014).

Ha dictado seminarios de literatura y psicoanálisis en diversas Ferias del Libro y en universidades de República Checa, España, Cuba, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay, México y la Argentina.

Se ha especializado en la psicología transgeneracional como interpretación terapéutica, cruzando los estudios culturales, la literatura y la investigación en las biografías de personalidades de la historia universal con la reconstrucción de sus árboles genealógicos a fin de trazar paralelismos, repeticiones y desvíos de los puntos críticos en los miembros de las sucesivas generaciones. Tiene en preparación su próximo libro: Entrar a la letra: historia amorosa de la lectura.